CHIAPAS. Como parte de los operativos de seguridad en la región Altos de Chiapas, este miércoles ingresaron a San Juan Chamula alrededor de 200 elementos de la Fuerza de Reacción Inmediata Pakal (FRIP), en coordinación con la Policía de Investigación, el Ejército Mexicano y la Guardia Nacional.
El despliegue tuvo como objetivo la revisión de vehículos con posible reporte de robo, inspección a motociclistas y cateos en domicilios sospechosos. Hasta el momento, las autoridades han asegurado varias unidades, aunque no han precisado la cantidad exacta.
San Juan Chamula es un municipio donde rigen los usos y costumbres indígenas, lo que generalmente requiere que cualquier intervención de fuerzas externas cuente con la autorización de las autoridades tradicionales. A pesar de ello, los elementos de seguridad pudieron ingresar sin incidentes, bajo la observación del Juez de Paz y Conciliación Indígena, quien supervisa la aplicación de la justicia en la comunidad.
La presencia de los uniformados generó diversas reacciones entre los habitantes: mientras algunos observaron con cautela el operativo, otros aplaudieron la intervención, y un sector de la población expresó su inconformidad.
Las fuerzas federales y estatales han indicado que los operativos seguirán en diferentes municipios y carreteras donde sea necesario reforzar la seguridad y aplicar el Estado de Derecho.
Asimismo, las autoridades han exhortado a los automovilistas y motociclistas a portar la documentación en regla, ya que las revisiones serán estrictas y, en caso de irregularidades, los vehículos serán asegurados.
El operativo se mantiene activo en San Juan Chamula y zonas aledañas, con la finalidad de reforzar la seguridad y prevenir delitos en la región.
Cabe señalar que en este municipio opera el “Cártel San Juan Chamula” una escisión del cártel de los “Z”, no tienen límites en su brutalidad. Este grupo, liderado por un sujeto apodado "El Caracol", ha convertido a Chiapas en una zona de extrema violencia.
Drogas, tráficos de migrantes, armas, extorsión y explotación sexual son su moneda de cambio, pero su acto más repugnante es el "etnoporno": una industria aberrante que utiliza a mujeres tzotziles como carne de cañón para comercializar pornografía.
Este cártel atrapa a mujeres vulnerables con drogas baratas para después esclavizarlas. Las graban en actos degradantes y distribuyen los videos en mercados locales, mientras se enriquecen a costa de la dignidad y el dolor humano. Las víctimas no tienen salida: quienes intentan escapar son forzadas a entregar a sus propias amigas o familiares como reemplazo.
El Cártel Chamula controla cada rincón de su territorio, mientras autoridades y ciudadanos viven bajo su yugo. No es solo un grupo delictivo, según revelan víctimas, es un monstruo que consume vidas, destruye familias y convierte la vergüenza y el terror en su arma más poderosa. Es el enemigo más despiadado que Chiapas haya enfrentado.