CHIAPAS. El Programa Estatal de Ordenamiento Territorial y Desarrollo Urbano de Chiapas, elaborado por la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu), alertó sobre los desafíos climáticos y geológicos que enfrentará la entidad en las próximas décadas, con proyecciones que incluyen un aumento de temperaturas, riesgos de desastres naturales y desplazamientos poblacionales por el incremento del nivel del mar.
De acuerdo con el informe “Escenario ante cambio climático”, basado en el Programa de Acción ante el Cambio Climático del Estado de Chiapas, se prevé que para el año 2039 las temperaturas medias en regiones como los Altos Tsotsil Tseltal, Sierra Mariscal y sectores de la Selva Lacandona oscilarán con medias entre 16°C y 24°C, con cambios relativamente menores.
Sin embargo, en zonas como la Frailesca y el Soconusco, los termómetros alcanzarán entre temperaturas medias anuales de 26°C y 30°C, marcando un contraste climático significativo dentro del territorio.
El documento subraya que Chiapas, por su ubicación geográfica, es altamente vulnerable a fenómenos como sismos, erupciones volcánicas e inundaciones.
“La historia demuestra que estos fenómenos han cobrado vidas y generado pérdidas materiales cuantiosas”, señaló el informe, enfatizando la urgencia de políticas públicas para mitigar impactos.
En mesas de trabajo interinstitucionales, expertos han advertido uno de los escenarios más críticos en los próximos 30 años: pues el nivel del mar podría elevarse más de seis metros, obligando a comunidades costeras y zonas bajas a reubicarse en áreas elevadas.
Este fenómeno, vinculado al calentamiento global, plantea retos sin precedentes en materia de ordenamiento territorial y derechos humanos, ante posibles desplazamientos masivos.
El programa de la Sedatu destaca la necesidad de integrar criterios de adaptación climática y reducción de riesgos en la planeación urbana y rural. “Es imperativo fortalecer la resiliencia de las comunidades, mejorar la movilidad y garantizar asentamientos seguros ante un futuro donde el clima y la geología no serán aliados”, concluye el análisis.