TABASCO. A 47 años de su fundación, que nació y se mantiene como un negocio familiar, la nevería y paletería “La Polar” ha resistido los embates de inundaciones, pandemia, decesos familiares, y pese ello, continúa siendo toda una tradición de sabor en la capital tabasqueña.
Doña Luz del Alba, junto a su hermana María Elena Tosca Durán, siguen dando vida y brillo al establecimiento que creó su padre Sebastián Tosca Fuentes, alias “Pimpollo”, por el año de 1978.
“La Polar” tiene registro de visitas de hombres ilustres como Carlos Pellicer Cámara "El Poeta de América", embajadoras, artistas tabasqueños y gobernadores; se ubica ubicada en la calle Miguel Hidalgo número 313 de la colonia Centro en Villahermosa.
Luz del Alba Tosca recuerda bien los inicios de su padre vendiendo helados en un carrito, en una de las esquinas la Plazuela del Águila, y quien al fallecer su hermana Anita Tosca, retoma el local únicamente de paletas para convertirlo en lo que hoy representa una combinación de productos naturales, sabor y tradición para visitantes locales y foráneos.
“Además de paletas, helados, aguas frescas y ahora se venden todo tipo de postres . El producto más vendido es el coco y la guanábana. De esos sabores tenemos paletas, helados y aguas frescas”, menciona en entrevista para Sintexto.
Señala que el éxito del negocio es la autenticidad y calidad de los productos, empleando materia prima naturales, sin colorantes artificiales.
“El producto no lo podemos poner muy económico, porque lo que nosotros producimos es calidad. Nosotros trabajamos leche bronca, frutas naturales y huevo criollos”, subraya.
Actualmente el establecimiento cuenta -según dice- con cuatro empleados que aprendieron el oficio y preparación de las aguas, paletas y nieves con su padre don Sebastián, y son quienes mantienen la calidad de los productos.
Dentro de las adversidades que actualmente enfrenta el establecimiento se encuentran los altos cobros de energía eléctrica, ya que llegan recibos que oscilante entre los 17 mil y 18 mil pesos bimestrales, cuando en años anteriores los pagos rondaban los 4 mil y 5 mil pesos.
También admite que junto a su hermana tienen una interrogante: saber quién de los nietos asumirá el negocio familiar; no obstante, se muestra confiada de que con los estudios universitarios que actualmente cursan, puedan ser motivados a seguir la tradición de “La Polar”.