SIDNEY, Australia.— El diablo de Tasmania (Sarcophilus harrisii) podría tener la clave para convivir con el cáncer en humanos. El marsupial es de las pocas especies de animales propensas a padecer un cáncer transmisible.
A finales de la década de 1990, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza incluyó al demonio de Tasmania en su lista roja de especies amenazadas, debido a que la población marsupial había sido diezmada en dos tercios de su población.
La especie era diezmada por el cáncer, propagado a través de mordeduras durante las peleas, la alimentación y el apareamiento. La metástasis les provoca necrosis, infecciones secundarias y rotura de huesos.
Investigadores de la Universidad de Tasmania decidieron estudiar el cáncer del maruspial y después de tres décadas sus estudios comienzan a arrojar luz. La población marsupial sobrevive gracias a adaptaciones genéticas.
Los estudios muestran que la especie desarrolla una capacidad genética que ataca eficazmente a las células cancerígenas. «Estos genes son más estables y se han ido seleccionando a través del proceso de evolución natural, de generación en generación», explicó Rodrigo Hamede, especialista mundial en esta especie.
El investigador explicó que los que desarrollan el tumor, durante la progresión del cáncer, logran remitirlo y termina desapareciendo. «Esta adaptación le permite ser tolerante a las cepas tumorales, que se vuelven menos virulentas e invasivas».
Hamede recalcó que «el cáncer va suceder siempre en todos los organismos multicelulares, lo que podemos tratar de aprender es cómo conllevar esta enfermedad».








