Madrid. Científicos ampliaron sus conocimientos sobre la población de agujeros negros en el Universo, al recopilar un tesoro de agujeros negros activos en galaxias enanas y de candidatos a agujeros negros de masa intermedia.
Gracias a los datos recopilados por el Dark Energy Spectroscopic Instrument (DESI) se prepara el terreno para futuras exploraciones sobre la formación de los primeros agujeros negros que se formaron en el Universo y su papel en la evolución de las galaxias, según los autores.
El proyecto DESI es una colaboración internacional de más de 900 investigadores de más de 70 instituciones de todo el mundo y está gestionado por el Berkeley Lab.
DESI es un instrumento de última generación que puede captar luz de 5 mil galaxias simultáneamente. Está instalado en el telescopio Nicholas U. Mayall de cuatro metros en el Observatorio Kitt Peak de Estados Unidos.
El programa se encuentra ahora en su cuarto de cinco años de estudio del cielo y está previsto que observe aproximadamente 40 millones de galaxias y cuásares cuando finalice el proyecto.
Con los primeros datos de DESI, que incluyen la validación del estudio y 20 por ciento del primer año de operaciones, el equipo pudo obtener un conjunto de datos sin precedentes que incluye los espectros de 410 mil galaxias, incluidas aproximadamente 115 mil galaxias enanas, galaxias pequeñas y difusas que contienen de miles a varios miles de millones de estrellas y muy poco gas.
Este amplio conjunto permitiría al equipo, dirigido por la investigadora postdoctoral de la Universidad de Utah (Estados Unidos) Ragadeepika Pucha, explorar la compleja interacción entre la evolución de los agujeros negros y la evolución de las galaxias enanas.
Aunque los astrofísicos están bastante seguros de que todas las galaxias masivas, como nuestra Vía Láctea, albergan agujeros negros en sus centros, el panorama se vuelve confuso a medida que nos acercamos al extremo de baja masa del espectro.
Encontrar agujeros negros es un desafío en sí mismo, pero identificarlos en galaxias enanas es aún más difícil, debido a su pequeño tamaño y a la capacidad limitada de los instrumentos actuales para resolver las regiones cercanas a estos objetos.
"Cuando un agujero negro en el centro de una galaxia comienza a alimentarse, libera una enorme cantidad de energía en su entorno, transformándose en lo que llamamos un núcleo galáctico activo", destaca Pucha en un comunicado.
A partir de su búsqueda, el equipo identificó unas sorprendentes 2 mil 500 galaxias enanas candidatas que albergan un núcleo galáctico activo (AGN, por sus siglas en inglés), la muestra más grande jamás descubierta.
La fracción significativamente mayor de galaxias enanas que albergan un AGN (2 por ciento) en relación con estudios anteriores (alrededor de 0.5) es un resultado emocionante y sugiere que los científicos han estado pasando por alto una cantidad sustancial de agujeros negros de baja masa y sin descubrir.







