TABASCO.- Los comentarios son certeros: ¡esa agua apesta!, repiten a lo largo del día, una y otra vez, los vecinos de Eduardo Silva. Hace más de medio siglo habita en la calle Reforma, esquina con calle Del Abogado, en la colonia Rovirosa. Los años de su existencia equivalen al tiempo en que, según su memoria, han permanecido intactas y sin renovarse las tuberías que hoy han colapsado y mantienen los alrededores de su vivienda con filtraciones de aguas negras todo el tiempo.
“Llevo 54 años de vivir aquí y desde esa fecha hasta ahorita, nunca se ha metido tuberías nuevas, nunca se ha compuesto nada y pues ahora sí nos hacen falta tuberías nuevas”, afirma. Las aguas negras mantienen anegado el drenaje sellado a medias en la entrada de su casa y unas escaleras que conducen a la vivienda de otra familia en la segunda planta.
Además del mal olor, esta situación pone en riesgo de caídas a quienes intentan usar la banqueta.
Hace aproximadamente una semana, tenía la esperanza de que un camión Vactor, especializado en la limpieza y mantenimiento de drenajes y alcantarillas, solucionara el problema. Pero la visita de las autoridades fue en vano; fue la segunda ocasión que le decían, las tuberías están rotas.
“Es la segunda vez que nos dicen que el caño maestro está roto y no hay desahogo”, apunta. Sin embargo, el drenaje afuera de su casa ha sido el último caso. Es decir, Eduardo Silva afirma que hace tres meses la fuga se presentó primeramente al inicio de la cuadra, misma que tiene forma de pendiente. Con el pasar de los días y por la inclinación de la calle, si bien el problema bajó hasta las puertas de su casa, la acumulación de aguas negras afecta a decenas de familias que a diario tienen la necesidad de cruzar por ahí.
De acuerdo a Eduardo Silva, las personas afectadas son más de cincuenta, ya que el agua sigue bajando, se acumula en las esquinas de la calle y gira hacia la calle del Abogado, con dirección a Aquiles Serdán. Incluso, un grupo de señoras y señores, en su mayoría de la tercera edad, asistieron recientemente a un rezo y los anfitriones, avergonzados, lamentaron que sus invitados tuvieran que llevar a cabo la ceremonia en medio de los desagradables olores.
Un par de casas más adelante, con dirección a la calle del Trabajo, los amigos de Iván, otro habitante de la colonia, le piden que alce la tabla que han implementado para tapar un par de caños ahí localizados y que contribuye a disminuir los malos olores del registro donde terminan los desechos de entre cuarenta y cincuenta personas que viven en un callejón lleno de múltiples cuartos.
Ver dentro de ellos es una de las cosas que más podrían desagradar a cualquiera; dentro hay desechos flotando, bolas que se mezclan entre las aguas, naturalmente negras. Pero por si no fuera poco, Iván tiene que dormir oliendo ese mismo aroma dentro del baño de su casa. “Pasan adentro de mi casa y está el olor a agua de drenaje, y así tengo que dormir, ¿qué le hace uno? no vas a dormir en la calle”, afirma.
Ambos habitantes afirman que pese a haber enviado en más de una ocasión oficios al Ayuntamiento de Centro para solicitar se ponga solución a esta problemática, han hecho caso omiso.















