Villahermosa, Tabasco. –“Ya dejé de ir a la Fiscalía General del Estado (FGE) de Tabasco porque no hacen nada” dijo la madre de familia Median Andrade quien sufrió 8 años de violencia doméstica y acudió pero nunca encontró el apoyo, junto a su hija y 400 mujeres más marcharon desde El parque de los abuelos en Paseo Tabasco, hasta Plaza de Armas.
Llegó el día, el 8 de marzo donde mujeres de diversas edades acompañadas de niños, pancartas, altavoces y vestidas de morado y verde se manifestaron caminando sobre la calle 27 de febrero para reunirse en el Palacio de Gobierno.
Este año se dividieron en tres contingentes llamados Sirenas Sororas, Frente Feministas Abolicionistas de Tabasco y Madres buscadoras, para iniciar la marcha se concentraron en tres parques: La Estrella, De los abuelos y Juárez.
Algunas se manifestaron de forma pacifica, otras mujeres vestidas de negro y con las caras tapadas en el recorrido pintaron paredes, rayaron monumentos, e incluso con bates y martillos golpearon hasta romper una pared de triplay que colocó el Instituto Juárez para proteger el edificio del daño o pintas que ocasionan año con año las manifestantes.
Al llegar a Plaza de Armas en Palacio de Gobierno pintaron la entrada, colgando infinidades de cartulinas y lonas con mensajes exigiendo justicia, aborto legal, y acusando a hombres de recibir violencia de parte de ellos, las puertas permanecieron cerradas.
Los casos que las enfurecen son testimonios casi calcados como el de Ingrid Díaz de la Vega Guerra quien denunció a su ex pareja de no dejar ver a su pequeña Valentina desde hace 7 meses, apuntó que el señor llamado Juan Homero “N” trabaja en la Fiscalía General del Estado, y que por ese motivo le han puesto trabas para no saber nada del caso y no ver a la menor.
“Nadie de mi familia, sabe dónde está él y mi hija, me demandó por violencia doméstica, jamás me llegó un papel notificándome, se la llevó desde el 16 agosto y la inscribió en otra escuela”, relataba la señora desesperada.
“Ya no sé qué hacer me siento sola” dijo mientras lloraba, las mujeres del contingente al escucharla gritaron juntas ¡No estás sola, ¡No estás sola, No estás sola y la abrazaron!
Con gises escribieron mensajes en el suelo de Plaza de Armas, mientras que hacían una rueda y quemaban sus carteles frente al fuego contando las anécdotas que vivieron de violencia.