Ser parte del Ejército Mexicano no es algo algo sencillo; independientemente de las aptitudes físicas, esto involucra más que eso, involucra tener el valor de poner en riesgo la vida misma, con tal de salvar la de otra persona, sin importar si la conoces o no.
El teniente de infantería, Esteban de Jesús Ortega Pacheco, y el soldado Johan Josué de la Cruz Félix, son claro ejemplo de ese compromiso. Ellos son los protagonistas del rescate de la familia de Maricela González Rodríguez, quienes quedaron atrapados en su casa, ubicada en el municipio de Jalapa, por las inundaciones provocadas por las intensas lluvias y el desbordamiento del río de la Sierra.
Ortega Pacheco comenta que al activarse el Plan DN-III-E, sintió mucha tristeza al ver a todas aquellas familias cuyos hogares fueron perjudicados por el desastre natural, pero a pesar de tener estos sentimientos, mantuvo siempre la firme la motivación de acudir al auxilio de los más desprotegidos. .
“No importa la forma, no importa el cómo, las vidas se tienen que cuidar, que es lo más valioso que tenemos”.
Atado de una cuerda a la cintura, el teniente de infantería se arrojó al agua en medio de una intensa corriente; avanzó con todas sus fuerzas para llegar a la casa de doña Maricela, que se encontraba desesperada ante espantoso panorama.
“En ese momento nuestra seguridad pasó a segundo plano; lo primero era rescatar a las personas. Encontramos la cuerda que teníamos en el vehículo y sin pensarlo me metí a la corriente; mis compañeros me iban jalando para que no me llevara el agua. Con la ayuda de “La Línea de la Vida”, logré llegar, y esa misma usé como puente para rescatarlos”, narra el "héroe sin capa".
El momento más fuerte para Ortega Pacheco llegó cuando en medio del desastre, el esposo de Maricela, que tenía uno de sus brazos heridos, le pidió que salvara a sus hijos.
En su relato, cuenta que el señor "se encontraba lastimado de un brazo y me entregó a su hijo, un bebé de un año; un padre que te dice: 'te entrego lo que más valoro, lo que más quiero, sálvalo a él primero, sálvalo a él', te pone una responsabilidad muy grande. Tenía la vida de un pequeño en mis manos, un padre me entregó la vida de su hijo”.
Comenta que aseguró al niño con su chaleco salvavidas, e hizo todo lo posible para que no sufriera durante el rescate. “Quería salvar la vida de ese niño; primero, porque tiene toda una vida por delante, y segundo, porque es parte del amor a mi trabajo, es parte de lo que hace la Sedena, la Guardia Nacional, eso es lo que hacemos…”.
Para el soldado de infantería, Johan Josué de la Cruz Félix, presente en el rescate, este heroico acto significa "una de las mejores experiencias, porque salvas vidas; sobre todo, porque los niños son el futuro de México”.
“La damita (Maricela) estaba pidiendo ayuda, y fue cuando mi teniente dijo que detuviéramos el vehículo; él decide amarrarse, y nosotros, como dice el dicho en el Ejército: 'un soldado no abandona a otro soldado´, nos apoyamos para ayudar a mi teniente", cuenta.
Debido a su valentía, compromiso y amor por el prójimo, el teniente de infantería, Esteban de Jesús Ortega Pacheco, próximamente será condecorado.