VILLAHERMOSA, Tabasco.- La visión de un suicida es como la de un túnel, no alcanza a ver que hay otra salida de emergencia, más allá de la puerta falsa. Pero hay indicios que pueden alertar a los familiares de un potencial suicida, señala Ariadna Pérez Dagdug, psicóloga egresada de la Universidad del Valle de México.
Entre los primeros síntomas destacó los cambios bruscos de hábitos, como pasar mucho tiempo aislado, la falta de sueño y, sobre todo, el mayor detonante, la depresión. La tendencia más grave es cuando la persona empieza a sufrir psicosis, a oír voces.
«Sin temor a equivocarme —señala la profesional de la salud mental, que atiende enfermos en su consultorio particular en la cabecera municipal de Centla—, 8 de cada 10 pacientes presentan sintomatología depresiva. La depresión tiene una hermanita, que es la ansiedad, y muchos pacientes vienen con un cuadro de depresión y ansiedad, personas que de pronto tienen taquicardia, fatiga crónica. Tienes que tener ojo clínico y diagnosticar de forma correcta».
En el Día Mundial de la Prevención del Suicidio —decretado por la Organización Mundial de la Salud en el año 2013 —, Pérez Dagdug explica que antes, los más afectados eran personas adultas, «con actividad laboral activa», pero actualmente la adolescencia es el grupo estadístico más vulnerable.
En el año del 2022, el INEGI registró un total de 8,237 defunciones por suicidio. En el grupo etario de 25 a 34 años se presentaron 2,271, mientras que el grupo de 15 a 24 años registró 2,006; en menores de 15 años, 232 suicidios. Aún con este panorama, destaca el reporte de la disminución de la tasa respecto al 2021 donde se tuvo 6.6 por cada cien mil habitantes, mientras que en 2022 INEGI reporta 6.4.
«Antes era de los 30 para arriba, ahora empieza en la adolescencia. Entonces si tú me preguntas un grupo de edad, puedo decirte que, desde los 14 años, desde la secundaria, desde los 12 años, ya empiezan a presentar síntomas de depresión los jóvenes, hasta los 29 o 30 años».
Las redes sociales a las que se exponen desde temprana edad los adolescentes no ayudan a lograr la autoestima. «Las redes muestran cierto estándar de belleza que impacta en lo que no puedo ser yo y eso genera mucha inseguridad. Si aparte estás desvinculado de tu familia, no tienes los recursos para trabajarlo, no tienes esa red de apoyo, entonces es un factor de riesgo».
Para la psicóloga, el suicida no es alguien que quiera acabar con su vida, sino que lo que pretende extinguir es «su dolor», que frecuentemente parte de una pérdida. «Hay algo que el ser humano tiene, pero no ha podido comprender: el tema de la muerte, que está relacionado con la perdida... No lo terminamos de procesar. Los principales motivos de consulta, afirma la profesional con maestría en la terapia familiar, tienen que ver con el duelo y las separaciones. Al final se traduce en pérdida y no lo pueden procesar, de ahí v6ienen las crisis».
La especialista en salud mental lamentó que actualmente no exista una red interinstitucional para prevenir el suicidio, como existía en épocas pasadas a nivel gubernamental.
«Hace 10 años, Salud intentó una campaña permanente en 2012, en donde un comité interinstitucional con el Desarrollo Integral de la Familia (DIF), la Secretaría de Salud (SSA) y de Educación (SEP), nos unimos todos para hacer brigadas. Pero se acabó todo, hoy lo que existe a través de Salud son programas específicos donde los maestros tienen que estar monitoreando a los alumnos».
Pérez Dagdug hizo un llamado a las autoridades a priorizar este mal invisible. «La salud mental es algo que no se puede ver, a diferencia de otras enfermedades. Se priorizaron otras cosas. También tiene que ver con gente líder, que pueda encabezar ese movimiento, quizá los líderes no se han apoderado del tema».
Entre las recomendaciones que hace la profesional en este día hay una que puede salvar vidas y evitar que se abre la puerta fala. «Deberíamos aprender el control de emociones, saber reconocerlo, la inteligencia emocional», sentenció.