Los escritores Adolfo Castañón y Eduardo Mejía presentaron “Octavio paz entre claves”, una guía de nombre propios de personas, personajes, títulos e ilustraciones de las dos ediciones de las obras completas del Nobel mexicano, publicadas por el Fondo de Cultura Económica (FCE).
Los escritores señalaron que la guía se logró después de una labor de cotejo, contraste y depuración de las listas derivadas de las ediciones de obras completas de Octavio Paz, con los 15 y ocho tomos que hizo el FCE con Círculo de Lectores, primero, y Galaxia Gutenberg, después.
Es un libro que salda una especie de vieja deuda o necesidad literaria ante el legado del autor de El arco y la lira, y que podría hermanarse con el índice onomástico “Alfonso Reyes en una nuez”, trabajo previo de Castañón, que también publicó El Colegio Nacional.
Castañón (Premio Xavier Villaurrutia 2008) cuenta que la colaboración con el crítico Eduardo Mejía “fue una labor armónica pero muy exigente a lo largo del tiempo. Para mí supuso casi un estilo de vida que duró años. También para mí, la publicación de este libro significa el cierre de un gran ciclo”, resaltó.
“Este índice subrayará para los lectores la unidad orgánica del pensamiento de Octavio Paz, el sólido andamiaje de su ingeniería mental e intelectual. En el cosmos que contienen las obras de Paz se refleja la historia universal y no sólo la de la cultura europea sino también la de la asiática, en particular la hindú y la japonesa”, dijo.
Castañón aseguró que un índice onomástico de este tipo puede servir para desmontar ciertos mitos que han rondado a Paz, como los que versan sobre las escasas menciones que tuvieron, en su obra, Benito Juárez y Jorge Cuesta, de quien el premio Nobel mexicano llegó a decir que era uno de los hombres más inteligentes que conoció.
"Las menciones relativamente escasas a Cuesta y a Juárez no me parecen tan significativas. Al primero lo menciona alrededor de 70 veces, y al segundo más de 40. Pero también hay que admitir que las menciones que hace Paz a Villaurrutia (180) son muchísimo más amplias. También las que hace de Francisco Villa (20) son más escasas y que las que hace en cambio, de Zapata, ascienden a casi 50”.
Entre las páginas del libro se confirma, también, la impresión vaga de que en los intereses de Paz fueron preponderantes la poesía y la plástica: “Podría decirse que al autor de Los privilegios de la vista no le interesaba tanto la música y que, aunque no le era ajena en modo alguno, le interesaba también la novela y el teatro, y, en menor medida, el cine”, enfatizó.