TABASCO. Pareciera que es reciente, pero no. Quienes se dedican al estudio de los árboles llevan registrando cambios en la floración de estos desde inicio del siglo XXI. Sin embargo, en los últimos años, el vistoso árbol rosa que embellece las calles y avenidas de Villahermosa, está registrando, ya no una, sino dos floraciones por año, ¿y qué trae consigo este cambio?

Claro está que esta especie no es exclusiva de Tabasco. La Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio) tiene registro de la presencia de macuilís en 10 estados de la República, que además de Tabasco, incluye a Chiapas, San Luis Potosí, Oaxaca, Yucatán, Nayarit, Campeche, Quintana Roo, Sinaloa y Guerrero. 

Pero sí es lo suficiente importante o significativa para la entidad, tanto así que en 2022, el Ayuntamiento de Centro creara el “Festival Guayacán & Macuilís” en el que se galardonaron fotografías, poesías, cuentos y pinturas infantiles, y para que, en 2024, uno de los muelles que prometen traer de nuevo el transporte fluvial en el río Grijalva, en el centro de Villahermosa, lleve su nombre.

En cuanto a su presencia en la entidad, se remonta a muchos siglos atrás. Para cuando José Narciso Rovirosa ya realizaba sus investigaciones científicas en la botánica, lo registró en su libro de 1890, Calendario Botánico de San Juan Bautista y sus alrededores. 

El botánico anotó un dato sustancial para los tiempos actuales: su fecha de florecimiento. Según sus observaciones, el árbol hermano del macuilís, el guayacán que florece después de los árboles rosa, florecía en abril y mayo, por lo que también se le atribuye la misma temporada de florecimiento al macuilís.

Estos datos son mencionados en el artículo, “Los nombres de los árboles más floridos de Tabasco”, del portal web Nube de monte, un sitio dedicado a la divulgación de historias de diversidad biocultural y cambio climático en las cuencas Grijalva-Usumacinta. 

El autor del artículo, Francisco Cubas, en los primeros párrafos resalta, además de que el macuilís es el árbol nacional de El Salvador, que “el guayacán, el macuilís y la lluvia de oro florecen entre marzo y abril”, cuando las temperaturas son arriba de los 30 grados. 

¿Pero por qué si en las últimas semanas de diciembre de 2024 y las primeras semanas de enero de 2025 en Villahermosa han habido temperaturas frías y con lluvia, hay árboles de macuilís floreciendo?

DESEQUILIBRIO EN EL ECOSISTEMA

Primero hay que recordar que un árbol florece, entre otras cosas, tomando dos consideraciones: la cantidad de horas luz que haya en el día y la temperatura ambiental. 

El biólogo Mauricio Domínguez Méndez, integrante de la Dirección de Protección Ambiental y Desarrollo Sustentable del municipio de Centro, explicó que las altas temperaturas que se presentan ya no sólo en una, sino en varias temporadas del año, son las causantes de este anómalo florecimiento. 

Como consecuencia, ahora vemos converger las flores rosas del macuilís, con las amarillas del guayacán.

“Por supuesto, hay otros árboles que también adelantan su floración, sólo que no son visibles, porque la flor como tal, no es tan vistosa (...) incluso hay otros arbolitos que empiezan a generar una mayor cantidad de frutos, pero como no son tan notorios, no se visualizan a simple vista”, explica.

Lo que menciona es mucho más significativo que ver o no las ciudades de rosa y amarillo. 

La consecuencia de esto, es el desequilibrio del ecosistema, porque si los humanos se benefician de los árboles y las plantas en general, es por lo que hacen los insectos polinizadores que hacen más eficiente la reproducción de las plantas, de lo que lo hace el viento. 

Muchos de ellos, en temporada invernal, tienen una actividad casi nula. Es hasta primavera que salen a la búsqueda de comida que encuentran en las flores.

“Empezamos a perder este insecto nativo, empezamos a perder polinizadores, llámese abejas, llámese avispas silvestres, incluso larvas, orugas, mariposas y polillas; por supuesto y al ir perdiendo esta cantidad de polinizadores de la misma región tropical, entonces evitamos también que se polinicen las mismas especies tropicales y tenemos una menor producción de semillas”, detalla Mauricio.

Contrario a lo que pudiera pensarse, el biólogo explica que no es sencillo que los insectos cambiaran sus tiempos de actividad, ya que la mayoría de ellos tienen su ciclo de vida muy marcado, como los escarabajos que pasan una temporada bajo tierra y no se ven afectados por los cambios externos; pero otros, como las orugas, mariposas o polillas, han tenido un incremento exponencial en su reproducción para tener más probabilidades de sobrevivir ante la escasez de alimento en la flores.

En 2019, la Conabio compartió en el comunicado “¡Los polinizadores nos necesitan y nosotros también!”, que el 88% de las 145 especies de frutas o semillas que cultivan los mexicanos, como el chile, mango, calabaza, frijol o jitomate, dependen de los polinizadores para su producción.

Una producción que no sólo representa alimentos, sino también medicinas, tintas y fibras en las que el 80% es producido gracias a la polinización.

UN CALOR RETRASADO

A su vez, el florecimiento de árboles como el macuilís se relaciona con la sequía, ya que ante la falta de agua, la temperatura sube, y los árboles requieren una gran cantidad de agua; por ello cuando no hay lluvias, se empiezan a secar, ocasionándoles estrés hídrico, una debilitación ante la falta de agua que amenaza su existencia y, para sobrevivir, el árbol florece. 

“Bueno, estoy muriendo porque no hay agua o me estoy muriendo porque va a haber mucho calor, entonces empezamos a producir semillas, pero para eso primero tienen que realizar la floración. Florean, se produce semilla y buscan dispersar sus individuos, es decir, entre más semillas generen, pues más individuos buscarán prosperar para que la especie prospere”, afirma Mauricio.

Pero esto aún no explica por qué, aún con lluvia en la entidad, siguen apareciendo flores en las banquetas.

La floración no es un proceso inmediato. La temperatura de este día, no es lo que detona la floración de hoy. Sino que es un proceso que lleva semanas. Es decir que la temperatura que está haciendo florecer a los macuilís, es el calor de muchas semanas atrás. 

“El botón floral toma su tiempo para que se cree, y ya después es cuando empieza a aparecer, pero ese mecanismo, ese ambiente que propició la floración, se dio mucho antes de la exploración visible que nosotros observamos”, afirma Domínguez Méndez.

Así, lo que el biólogo recomienda para contribuir al beneficio del medio ambiente, es evitar la tala de árboles que estén sobre una banqueta y no rellenar con concreto las áreas verdes por muy pequeñas que sean; al contrario, hay que propiciarlas y cuidar de ellas, porque generan el intercambio de nutrientes que necesitan los árboles, mismo que hacen que luzcan mejor sus flores o frutos.