Francisco Morales
Agencia Reforma
CIUDAD DE MÉXICO 17-Nov-2024 .-Bien mirado, el arte ofrece una posibilidad casi única de conjuntar, en un mismo espacio y en igualdad de circunstancias, a personas que provienen de contextos muy distintos entre sí, sean cuales sean.
Para ello, no obstante, es importante saber qué grupos de la sociedad han sido históricamente invisibilizados para poder abrir las puertas a la colaboración y al diálogo.
Ésta es la propuesta detrás de Espectro, un proyecto cultural dedicado a fomentar la coexistencia activa de artistas con trastorno del espectro autista (TEA) y sus pares neurotípicos.
En esta primera edición, la Galería L (Alfonso Reyes 216, colonia Hipódromo) abrió sus puertas para que Llorenz, un joven pintor con TEA, exhiba sus obras en diálogo y retroalimentación con otros colegas.
"Un poco el trabajo que yo he realizado es a partir del reto de cómo podemos incluir a artistas con neurodivergencias, como en el caso de Llorenz, con TEA en grado 3, cómo les podemos incluir en la oferta cultural que les ha invisibilizado y les ha ignorado por mucho tiempo", señala en entrevista Inari Reséndiz, curadora de la exposición.
La práctica artística de Llorenz, cuyo caso se encuentra en el nivel más complejo y afecta su comunicación verbal, es emblemática de cómo las atenciones adecuadas, el afecto y la paciencia pudieron ofrecerle una vía de diálogo distinta con el mundo.
Karla Galván, mamá del artista, promueve esta creación artística luego de un largo proceso para mostrarle a su hijo, primero, a imitar comportamientos y, después, a poder llevar a cabo acciones compartidas de manera autónoma.
Durante la pandemia de Covid-19, madre e hijo se sentaban frente a frente, cada quien ante un lienzo y con distintos colores de pintura acrílica, hasta que Llorenz comenzó a realizar sus creaciones a partir de sus apreciaciones estéticas, su deseo de pintar y su humor.
"De poco a poco, fuimos quitando estas barreras y quitándome yo poco a poco para que él empezara a pintar y nos encontrábamos que empezaba a pintar ya de manera independiente y que, además, tomaba esa decisión de 'quiero pintar'", relata Galván.
"Con los acrílicos pasó algo maravilloso, que es la combinación de colores, de decir '¡ah! puedo combinar este color con este color y hago un color interesante' y empezó a trabajar con la armonía de los colores y hacer pinturas en donde él proponía", celebra.
De acuerdo con su mamá, las pinturas resultantes, que también se ven influenciadas siempre por su humor, son un reflejo de Llorenz que fungen como una vía de comunicación que no es verbal.
"El arte de Llorenz, sus pinturas, justo han quedado en este nivel medio en donde él puede, a partir de ellas, comunicarse con el mundo y el mundo también, poder acercarnos a esa comunicación no verbal", concuerda Inari Reséndiz.
"Creo que en nuestra sociedad hemos dado muchísimo peso a la comunicación verbal y a la comunicación visual, creo que son las que más influyen nuestra forma de pensamiento y creo que este caso es muy importante porque, justo, todo el trabajo que vamos a ver de Llorenz no viene precisamente de este tipo de procesos", abunda.
Abierta al público hasta el 19 de enero del 2025, la exposición reúne 16 pinturas del artista, en pequeños, medianos y grandes formatos, con obras de otros creadores.
En esta edición, la curadora convocó a tres animadores, Diego Solano, Tamara Cruz y Mario Meneses, quienes a través de este medio, de forma poética, retratan la percepción cotidiana del mundo de Llorenz.
Por otro lado, el artista gráfico Paco Baca realiza un retrato del entorno familiar del artista, que es absolutamente clave para su trabajo creativo y su vida diaria.
La muestra se cierra con el Colectivo Ákaro, quienes, en colaboración con los artistas Mariana Dussel y Auklerg, crearon una instalación multisensorial llamada Drendita.
"Hacen un entorno seguro en donde tú vas a poder escuchar música que te va a relajar, y esta pieza está justo pensada para que se pueda interactuar con ella, para que la gente pueda tener otro tipo de experiencia en donde sí se pueda tocar, donde sí se pueda ser parte incluso de esta exhibición", explica Reséndiz.
Para Karla Galván, fundadora de la asociación civil OTEA, que ofrece servicios de diagnóstico e intervención terapéutica, el nombre del proyecto artístico, Espectro, es fundamental para comprender su misión.
Dentro del TEA, explica, hay personas que todavía no están llegando a los niveles de inclusión promovidos por la sociedad.
"En el espectro autista hay varios niveles y por ese lado venimos mucho trabajando y hablando de la inclusión, pero dentro de la inclusión están olvidados quienes están en el nivel 3, porque no se pueden comunicar verbalmente de la misma manera como nosotros", expone.
"Ahora les damos la voz a aquellos que sí pueden comunicarse, pero se olvidan a estos neurodivergentes que tienen que buscar otras maneras de comunicarse", ahonda.
Está también el espectro de la ignorancia, que es el que este tipo de iniciativas buscan combatir, para hacer que el público en general comprenda al TEA y a las neurodivergencias como fenómenos que están siempre presentes en la sociedad.
"El cerebro es diferente para todos y ése es el espectro también de poder saber que hay un espectro de posibilidades, un espectro de conocimiento, hay un espectro de oportunidades", plantea.
En las próximas ediciones de Espectro, se buscará ampliar la diversidad de disciplinas artísticas involucradas e invitar a un mayor número de artistas neurodivergentes y neurotípicos.
Por otro lado, OTEA continúa con su misión para favorecer la accesibilidad y la inclusión a través de su sitio oteaautismo.com, donde pueden ser contactados para ofrecer sensibilización o capacitación sobre el TEA.