VILLAHERMOSA, Tabasco.— En las oficinas de secretarios de gobierno, directores de organismos públicos y despachos de legisladores sobresale todavía una fotografía de gran tamaño, enmarcada elegantemente y colocada en el lugar más visible posible: el presidente de México junto al portador de la imagen, generalmente estrechándole la mano, palmeando su hombro o simplemente posando de frente para la cámara.
Ese instante fraternal no siempre fue así, recuerda el historiador Geney Torruco Sarabia. «Había mucha gente que se le escondía», evoca el autor de los 17 volúmenes de Villahermosa nuestra ciudad.
Oyendo hablar al cronista oficial de la ciudad sobre esas anécdotas de traición y orgullo, dan ganas de escribir un libro. «A Andrés Manuel se atrevieron a hacerle esas majaderías porque pensaban que nunca iba a llegar al poder», explica el huimanguillense.
Memorioso como es, cuenta el caso de una familia muy cercana a la del tepetiteco, unos vecinos del fraccionamiento Galaxias, primer hogar de los López Beltrán, en la capital tabasqueña.
«La señora de esa familia le pidió a Andrés Manuel que ya no regresara más a saludarla. Era el candidato Salvador Neme al gobierno del estado, y era una amistad de ella. Eso me lo platicó alguno de los vecinos de Galaxias. Andrés Manuel podrá confirmar o rectificar esta anécdota».
El estigma que vivió el actual mandatario mexicano arreció un día después del 9 de noviembre de 1988, cuando como candidato del Frente Democrático Nacional (FDN), desconoció los resultados oficiales, que dieron como ganador a Salvador Neme Castillo, del Partido Revolucionario Nacional.
Durante los siguientes tres años, el poder del estado y sus tentáculos se volcaron para pulverizar la imagen del macuspanense que encabezaba protestas, plantones y marchas en cabeceras municipales, villas y rancherías hasta el grado de satanizar sus ideales, acusarlo de comunista, violento y ser una amenaza contra la propiedad privada. La familia López Beltrán sufrió en carne propia el ostracismo en lo que era entonces una Villahermosa aún pequeña, donde todo mundo se conocía.
Ningún funcionario público hubiera presumido una foto con López Obrador en esa época. Algunos de sus aliados, lo han confesado después, tuvieron que apoyarlo en secreto en este tiempo para evitar represalias.
UNA FOTO CON HISTORIA
Torrruco Sarabia construyó su magna obra Villahermosa nuestra ciudad recolectando aquí y allá documentos, recortes, periódicos, carteles, volantes y folletos del pasado, que le permitieron reconstruir la historia viva de la capital tabasqueño, donde él ha también ha fundado una familia.
Ahora, el azar, la vida, el pasado, le regala una foto, donde él aparece nada más y nada menos que con el que sería Presidente de México, del año 2018 al 2024. El investigador se topa con un documento con historia, en un punto de la Historia, donde aparece con un protagonista de la historia contemporánea de México, siendo el mismo historia.
La imagen, en blanco y negro, llegó a manos del maestro a través de otro decano, pero este último del periodismo, el incansable Erwin Macario.
Sobre la cancha de voleibol se derrama la noche, y bien iluminados aparecen, en primer plano, tres personajes dialogando: En los extremos están la esposa del historiador, ya fallecida, y un Andrés Manuel de edad madura con camisa de manga corta y lentes; en medio de ellos, está Geney. «Estoy más delgado», acota.
Detrás de la foto, hay una inscripción escrita con un lapicero color azul. Se lee: «Fraccionamiento Carrizal. Andrés Manuel López Obrador. Con el investigador Geney Torruco».
«Es corrrecto —dice el economista de profesión—. Yo no soy historiador de carrera. Y prefiero que me digan investigador a historiador».
Si uno se detiene a ver bien la foto, extrañamente no se ve gente alrededor, como ocurre ahora, que a donde quiera que se para el Presidente, lo rodean multitudes para hacerse la sealfie.
La fecha de la imagen contiene la clave a este enigma: 19 de mayo de 1994. Andrés Manuel competía por segunda ocasión a la gubernatura del estado, esta vez con las siglas del partido surgido del FDN, el Partido de la Revolución Democrática. El contrincante del partido oficialista es Roberto Madrazo Pintado.
La imagen, pues, fue tomada al acabar un acto de campaña del PRD en ese lado de la ciudad. «Yo asistí porque me dijeron que allí estaría Andrés Manuel», explica el cronista.
Esa elección fue amañada, y Madrazo ya como gobernador estatal arreciaría la campaña de desprestigio contra el perredista.
«Desde el inicio, desde 19888, todo el tiempo, un carro de espías en frente de la casa, día y noche, entre otras cosas, donde íbamos... », contó el Presidente en la conferencia matutita del 19 de septiembre.
La mayoría de las fotos que hay de López Obrador de esa época es de quienes lo acompañaron en su lucha. O quienes no tuvieron miedo de asistir a sus mítines. «Sin duda fue el fotógrafo Tomás Rivas, a quien no conozco personalmente, quién la tomó. Y se lo agradezco».
—¿Qué va hacer con la foto, maestro? —suelto con un poco de jiribilla.
Geney me platica que la va a publicar en la página del cronista municipal de Centro, en las redes sociales, con una nota que diga: «Aquí está la prueba de que este servidor de ustedes, como otros, nunca nos escondimos de Andrés Manuel, ni le negamos el saludo».
Para concluir, el historiador señala que renegar de un político es algo más común de lo que parece en Tabasco. Geney enumera a Tomás Garrido y Carlos A. Madrazo como figuras polémicas que suscitaron el aplauso o la reprobación en su época.