VILLAHERMOSA, Tabasco.— La actriz Adriana Paz ganó la Palma de Oro por su actuación en Emilia Pérez (2024), del gran director francés Jacques Audiard. No es cualquier cosa. Este reconocimiento lo han ganado Juliette Binoche, Irene Jacob, Penélope Cruz, Carmen de Maura, entre muchas otras grandes estrellas del séptimo arte.

Paz, quien interpreta a «Epifanía» en la coproducción México-Francia, estudió en la Escuela de Teatro de la Facultad de Filosofía y Letras, de la Universidad Nacional Autónoma de México, y ha participado al lado de directores reconocidos como Carlos Carrera, Sam Mendes y Carlos Cuarón.

El galardón (ya ha ganado tres Arieles) lo comparte con las otras tres mujeres que actúan en la cinta: Selena Gómez, Zoe Saldaña y Karla Sofía Gascón, esta última mujer trans que interpreta a un narcotraficante que quiere retirarse del crimen organizado, cambiándose de sexo. Gascón asume los dos papeles en la cinta.

El director francés no es un desconocido en México. A mediados de los ochenta se exhibió Serie negra (1984), un thriller que desnuda el lado oscuro del alma humana. Las casas parisinas mal iluminadas de los suburbios son el telón de fondo de la elocuente perdición de sus habitantes. Audiard descree de las vagas buenas intenciones del prójimo por salvar doncellas en apuros, y de víctimas pasan a la primera oportunidad a devorar a sus salvadores.

Audiard, siguiendo el género del thriller, volvió a México con Baxter (1989). La propuesta no extrañó a los cinéfilos mexicanos acostumbrados a ver perros que hablan, pero sí los acalambró seguir el tono de sarcasmo, nihilismo y anarquía que propone este canalla perro.

Nada de complacencias con este hijo legítimo de los Lumiere. El thriller es para Jacques modo de tensionar y sorprender desnudando a una sociedad con secretos ocultos que solo un perro es capaz de oler. Las palabras del can al final del filme erizan los pelos de cualquier educador positivista: «Nunca obedezcas a nadie».

Lee mis labios (2001) fue la última cinta que llegó a México del director y guionista francés, antes que los distribuidores mexicanos taparan la única rendija del cine que vale la pena ver para orillarnos a ver funciones palomeras. En esta película se cuenta la amistad inesperada entre un delincuente y una chica con discapacidad. No hay blancas palomitas en este mundo porque todos cargan un doctor Jekyll y un señor Hyde en el corazón, tocando a las puertas de los demás.

Ya los cuatro premios conseguidos para las actrices de Emilia Pérez y que traigan el sello Audiard la hacen digna de verse. Y de cajón que Adriana Paz sea la primera actriz en ganar la palma de Oro, son garantía de que será una propuesta digna (cosa curiosa, ahora Audriad le suma canciones, habrá que ver ese thriller musical —pero ya el cine francés nos ha puesto temas tan duros en tono musical, sino recuérdese a Jean, el chico formidable, que trataba del SIDA y de la lucha por los tratamientos médicos.

México había ganado en Cannes en la categoría a mejor fotografía con el fotorealizador Gabriel Figueroa, que trabajó a las órdenes de Emilio Fernández en María Candelaria (1943), y en la categoría de mejor película a Los olvidados (1950), con el genial Luis Buñuel. También han ganado en esta categoría Alejandro González Iñárritu, Carlos Raygadas y Amat Escalante.