Un colectivo mexicano lanzó una campaña para solicitar al gobierno de Francia devuelva el manuscrito del Códice Borbónico, que documenta las festividades y rituales característicos de las comunidades del Valle del Mezquital, y que desde 1826 se encuentra resguardado en la Biblioteca del Palacio Borbón en París.
El colectivo Guardianes de la Cultura Ancestral de Ixmiquilpan, Hidalgo, lanzó una campaña de recolección de firmas para solicitar al gobierno francés la restitución del códice. La petición será entregada a la Asamblea Nacional del país europeo en la primavera del próximo año.
El colectivo Guardianes de la Cultura Ancestral de Ixmiquilpan, Hidalgo, lanzó una campaña de recolección de firmas para solicitar al gobierno francés la restitución del Códice Borbónico a México. La petición será entregada a la Asamblea Nacional de ese país en la primavera de 2025.
El manuscrito documenta las festividades y rituales característicos de las comunidades del Valle del Mezquital, como el encendido del fuego y las celebraciones de los hachones, práctica ancestral que persiste en localidades como San Nicolás.
“El Códice Borbónico es mucho más que un objeto histórico: es un símbolo vivo de la memoria, la historia y la identidad de los pueblos originarios de México”, afirma Emilia Mendoza Espinoza, impulsora de la iniciativa.
La activista y defensora de la cultura ancestral del Valle del Mezquital dijo que la lucha no se limita a la devolución de un objeto, sino que representa un esfuerzo por recuperar parte esencial del legado cultural mexicano. Ese fragmento fundamental de nuestra historia debe regresar a su lugar de origen, enfatizó.
Las páginas del códice ilustran rituales profundamente arraigados, como los hachos, manojos de cactus secos que se encienden y se llevan en procesión durante el Carnaval y las fiestas de septiembre. Esta tradición, que data de épocas prehispánicas, se mantiene viva en San Nicolás, donde constituye un elemento central de la identidad comunitaria, explicó Mendoza Espinoza.
Desde hace años, este colectivo (que forma parte del Frente Nacional de Defensa de la Cultura Ancestral), se ha dedicado a sensibilizar tanto a las comunidades locales como a las autoridades mexicanas y francesas sobre la importancia cultural del Códice Borbónico.
En 2023, el diputado francés Éric Coquerel recibió una solicitud formal de los activistas para abogar por la restitución del manuscrito. Además, figuras del ámbito cultural, como la historiadora Beatriz Gutiérrez Müller, les manifestaron su respaldo.
Lo que buscamos es que la historia de nuestros ancestros vuelva a nuestras manos. Cuando eso pase, no sólo será un triunfo para nosotros, sino para todo México, porque es patrimonio de todos, afirmó la activista cultural.
La iniciativa ha generado también impacto social significativo en las comunidades del Valle del Mezquital, donde las asambleas y discusiones en torno al códice han fortalecido la unidad y el sentido de pertenencia.
Mendoza subrayó que si el manuscrito regresa, su divulgación no se limitará a Ixmiquilpan, sino que se extenderá a toda la región, enriqueciendo el conocimiento de las nuevas generaciones sobre sus raíces.
El caso del Códice Borbónico se suma a otros episodios de tensión cultural entre México y Europa, como el del penacho de Moctezuma resguardado en Austria.
Hace unos días, el prestigioso diario francés Le Monde dio cobertura a esta campaña y señaló que “la devolución del patrimonio mexicano en poder de Francia ha sido un problema durante años”. Según los especialistas, las instituciones francesas poseen la segunda mayor colección de códices, después de la que se conserva en la biblioteca del Museo Nacional de Antropología de México.
La colección mexicana de la Biblioteca Nacional de Francia incluye 432 manuscritos, de los cuales 70 códices datan de la época prehispánica y colonial.
Sin embargo, para Mendoza Espinoza, la devolución del códice es paso esencial hacia la justicia cultural: Es una cuestión de voluntad política, aunque algunos gobiernos europeos, como el de Austria en el caso del penacho, argumentan que estos patrimonios no pueden regresar debido a su fragilidad, enfatizó.









