VILLAHERMOSA, Tab.- Nunca ha sido el favorito de los tabasqueños o los villaherrnosinos; famoso más por sus tacos para trasnochados que ya con escaso dinero después de una noche de fiesta llegaan a matar el hambre a las 5 de la mañana; siempre tuvo buenas ventas como el segundo más importante de la capital del estado, pero a 50 años de su inauguración, el mercado Gregorio Méndez Magaña o de La Sierra, languidece ante la competencia comercial.
Aquí no hay manera de hacer negocio. Aquí tengo 14 años y creo que lo voy a cerrar si no encuentro quien lo atienda. Pero hay un dilema: si sale para pagarle a un empleado, ya no sale para mí. Entonces para qué la dejo abierta. Así se vive aquí en el mercado, y no nada más yo, un montón. Aquí es crítico. No sé en otros mercados pero aquí, yo le llamo el mercado arruinado, porque no hay ventas, no hay afluencia de gente. Hoy les dije a mis hijos que yo creo que voy a cerrar, porque a ninguno le interesó aprender el oficio y hacerse cargo. Ahí ellos verán cómo se van a entender para mantenerme. Si el gobierno nos sigue dando la ayuda, qué bueno, si no, ahí verán.
Tony Torruco, propietaria de una óptica Torruco
一Está medio tranquilo. A mi parecer, vacío一, son cuarto para las diez cuando Francisco manda ese mensaje.
Con esa notificación, mi compañero confirmaba lo dicho ayer por los de Comunicación del Ayuntamiento: no tener conocimiento de algún evento en el mercado Gregorio Méndez Magaña. Así, el también conocido Mercado de la Sierra, este viernes 4 de octubre de 2024 llega a medio siglo, con tranquilidad, pero sin cambios sobresalientes y con más penas que glorias. Un centro de abasto que tuvo la mala suerte de alcanzar el cincuenta aniversario el mismo día de la toma de protesta de la reelecta alcaldesa de Centro, Yolanda Osuna.
A las diez de la mañana nos adentramos por la entrada en la esquina de av. Esperanza Iris y Paseo de la Sierra, a unos metros donde hace unas semanas una enfermera dijo perder el control de los frenos y estrelló su coche contra un puesto de tacos cerrado, pero hirió a un señor que apoya a los carniceros a entregar carne; los acuerdos entre los involucrados quedó en secreto, pero el muro destruido continúa a la vista de todos.
Al bajar por las escalinatas de una altura aproximada de dos metros, se encuentra el pasillo que en su momento fue dedicado a las abarroteras. Hoy, unos jóvenes atienden un acuario, hay venta de ropa, de pájaros cantores, de pozol, volviéndolo un pasillo de comercio variado, y del lado derecho una tienda de abarrotes. Al bajar del último escalón, está la óptica de doña Tony Torruco. Una señora entrada en años que hace unos meses me advirtió la idea de cerrar su local ante la poca generación de ganancias.
Aquella mañana de agosto, cuando la conocí, dijo que a estos pasillos no llega ni un alma. Su esposo, comenta, es uno de los primeros que se llevó el Covid. Ella, dependiente de los ingresos de la óptica, se llena de deudas por conseguir los materiales que mes con mes le escasean y recurre, como muchos en el mercado, al préstamo de un señor que cobra diariamente.
Entrada en confiansa relató que la pandemia no sólo se llevó a su pareja, sino también a los clientes que con los días y hasta hoy, cada vez son menos. Incluso, una falsa alarma de la viruela del mono le metió pánico, porque no sabe en qué radio, pero escuchó que podría ocurrir lo del 2020.
Desde el 2007 el mercado no ha tenido más que un par de cambios. El primero una obra en las tuberías que prometía evitar anegaciones, además de unas mejoras en algunas partes del techo. La segunda fue el arreglo de la fachada.
一El mercado desde que llegué está en ruinas. Me voy a ir y se va a quedar en ruinas一, dijo doña Tony Torruco.
Hoy no sé si es uno de esos días en que prefirió no abrir a causa de una floja semana, o si al fin tomó la decisión de extinguir su óptica.
Me siento honrado de ser parte de estos cincuenta años. Pero la verdad es que el mercado está en muy malas condiciones. Deben mejorar las tuberías, porque es un problema que con algo mínimo de lluvia se inunda todo; luego las tuberías están conectadas con los baños y ya sabes qué puede salir [...] Conozco mucha gente que no le gusta venir al mercado de la Sierra, precisamente porque le da sensación de asco. Aunque el mercado siempre se ha visto igual, antes se podía decir que estaba un poco mejor. Llovía y no se inundaba tanto o luego de plano no había malos olores.
Incluso la gente de escasos recursos que vienen a mendigar [...] veo muy mal que ya vengan exigiendo a que le compren tacos o les den de plano dinero, porque ellos ya no quieren comida, ya quieren dinero [...] Aquí la verdad ningún indigente pasa hambre, ni lo va a pasar, porque vienen preguntando por comida, nosotros se la regalamos. Pero lo que no nos gusta es que ya le damos la comida y lo tiren. He tenido clientes que dicen que de plano ya no quieren regresar porque los indigentes, con mal olor y en estado de ebriedad, les exigen dinero.
Kafka (nombre ficticio), taquero de Taco Jóven
En la esquina contraria, entrada que queda frente a la Monterrey sobre Paseo de la Sierra, te recibe una señora con su puesto de dulces. Ella suele recibir al hombre en situación de calle y con los sentidos alterados que viste una playera del partido Verde y que le exige dinero. “Ni que te esté manteniendo”, le dice. Al bajar las escaleras se encuentra la taquería y salbutería San Judas Tadeo, atendida por siete amables personas. Más adelante hay un pequeño patio cuadrado al aire libre en donde esta mañana colocaron una gran lona con dos amarras a las estructuras metálicas que soportan el techo de lámina para anunciar el cincuenta aniversario del centro de abasto.
Mtra. Aura Medina Cano
Presidenta Municipal de Centro
Se complace en felicitar a los locatarios del Mercado Publico (sin tilde) Cnel. Gregorio Méndez Magaña, hoy 04 de octubre, reconozco la importancia de su labor, al ofrecer una amplia gama de productos y servicios de calidad para todos los habitantes del Municipio de Centro.
Mi felicitación afectuosa para usted en este día, quienes han venido trabajando en armonía.
¡Feliz 50 Aniversario!
一¿Este volante, mariachi, comida, refresco y un pastel es todo lo que hicieron?
一Sí, fue todo一, dice la señora que atiende una sastrería que queda frente a la lona de aniversario, en uno de los lados del patio cuadrado.
一¿Y cómo se sienten estos cincuenta años?
一Me da mucha tristeza, porque ya no lo pudo ver.
Se refiere a su esposo, quien fue de los primeros en llegar al mercado Gregorio Méndez Magaña, luego de que en 1975 fuera demolido en su antigua ubicación sobre la av. 27 de Febrero, lugar donde hoy se encuentra el parque La Corregidora. Su comercio, junto al centro de abasto, tienen cincuenta años de existencia, pero él hace un año que ya no existe.
Siguiendo con el costado adyacente del cuadrado, a unos metros un relojero tiene un puesto color verde desde hace seis años. Suficiente tiempo para secundar lo que el joven que trabaja en el emblemático Tacos Joven, taquería adyacente al otro lado del cuadrado, está a punto de decir: cuando llueve, además de anegarse, los desechos humanos salen a flote del lugar.
El relojero no me puede dar información (o no quiere por su “breve estancia” en el lugar), pero es el primero en referir a un señor que sí o sí puede hablarme del paso del tiempo en este lugar.
Mientras tanto, el joven pide que usemos otro nombre. Será Kafka.
Kafka tiene veinte años y hace cuatro que atiende, junto a otro grupo nutrido de hombres, los dos locales de Tacos Joven en el mercado de la Sierra. En este tiempo, platica, además de las condiciones del lugar, los pesados han sido los clientes que de unos años para acá, los ha notado muy irrespetuosos.
Asegura que aunque es una persona que se asea muy bien, entre dientes, los clientes revelan que les provoca asco. “Ha habido veces que la gente dice que no quiere que yo despache tacos, cuando no hay ningún taquero yo despacho, pero me han dicho que como yo no soy el que despacha, les da asco que yo lo haga, o incluso la horchata”. Carga con el estigma de que por trabajar en lo que trabajan se burlan de ellos.
El 7 de mayo de este año, una explosión ocurrió a poca distancia de él. Una fuga de gas habría provocado que parte del techo de esa zona de comida fuera consumido por el fuego. Y contrario a lo que se pueda pensar, lo que ocurre en los mercados de Villahermosa, es que este tipo de accidentes, además de tardar en dar permiso para intervenirlos, son arreglados con el mismo dinero de los locatarios.
Kafka considera así que la rehabilitación de láminas, luminarias e instalación de circuito eléctrico, no se relacionan con una atención de mejor calidad de los más de 300 locatarios del lugar, como presume la publicación del 30 de enero de este año en la página de facebook, del Ayuntamiento de Centro.
Para cerrar el cuadrado, Francisco y yo avanzamos hasta un puesto de venta de jugos de frutas, Tláloc La propietaria está sentada en uno de los bancos de afuera.
一¿Qué le parece este día en que el mercado cumple cincuenta años?一, pregunto.
一No es nada, aquí todos los días son iguales一, dice, y cuando quiero saber más, me niega la información, pero agrega一, el que sabe es don Oscar.
Casi no he visto como en otros mercados que luego está la marimba [...] tal vez quizá no lo dieron a conocer para que la gente viniera. O que por ejemplo, por ser el 50 aniversario pusieran una promoción (los locatarios), no, no hay. Y es que ahorita en realidad no da para promoción. Ellos tienen razón, porque las cosas están caras.
Manuel Gómez, cliente del mercado.
Continuando en línea recta, por la entrada de la esquina frente a la Monterrey, unos pasos más adelante del puesto de jugos, comienza la zona del pozol, las carnes, las frutas y verduras. Pero sorprende más lo revuelto de los locales. Frente a la pozolería, hay un local que vende mandiles, moños y demás accesorios para el cabello. Poco más adelante hay una zapatería y otra tienda de ropas que es atendida por una mujer que desliza la pantalla de su teléfono. Esta es la variedad a la que está apunto de referirse don Manuel Gómez, quien hace presencia detrás de nosotros con una frase gritada, muy característica de él: ¡Jovenazo!
Amigable, con una enorme sonrisa, don Manuel viste una camisa negra con rayas que se ha fajado por debajo de unos pantalones negros que le quedan holgados. Para la entrevista deja el par de productos que tenía en las manos en una mesa llena de variedad de dulces que se consumen junto al pozol. Suficiente confianza se la dan tres décadas que lleva frecuentando, casi a diario, el mercado de la Sierra.
Para don Manuel, el mercado sigue siendo el mismo. Tiene conocimiento de la inversión hecha para la rehabilitación de algunas partes del techo, como la zona en la que está ahorita él. Relata que antes la lluvia se filtraba tanto por los techos que, estar dentro, era como estar en la calle, por lo que lo más destacado que encuentra hasta ahora es la seguridad y la variedad de los locales.
Al ver que durante la entrevista varias personas lo saludan, se me hace imposible no preguntar:
一¿Cómo le hace para ser tan amable, amigable?
一Nada más estar en paz con Dios, con tu semejante. Sacar todo el odio, el rencor del corazón. Que tenga esa libertad de poder reír, poder mirar de frente a alguien sin temor [...] Amarás a tu prójimo como a ti mismo, pero si tú no te amas o yo no me amo, menos voy a amar a mi semejante.
Antes sí hacía uno hasta treinta cortes de cabello. Pero ahorita a veces te vas con tres o cuatro. Ahora todo mundo por internet aprende a cortar, se hacen las uñas, se hacen de todo, ya no vienen a los salones [...] Aquí cada quien se rasca como puede. Nah, nadie te apoya en nada. si se te está cayendo algo tu lo tienes que mandar a arreglar. Como dicen, de ahí comes, de ahí bebes, de ahí tienes que ver. Pero no, no hay apoyo.
Candelaria Pérez, propietaria de una estética - miscelánea.
Al aniversario ya le ha alcanzado la tarde. Al cumpleaños sólo le quedan doce horas del día. La clientela continúa llegando de a poco. Al llegar a la zona de frutas y verduras, en plena luz de sol y aún con los tragaluces, es difícil no apreciar la oscuridad en la que se encuentran los producto porque la luz de día no es suficiente para ese espacio.
Girar a la izquierda es ir en dirección al estacionamiento trasero. Pero antes de llegar y dando vuelto de nuevo a la izquierda, se encuentra la otra entrada, el otro ring donde los puestos de tacos sacan sus mesas y sillas y pelean por la clientela.
Allí la taquería Carmita y la taquería Chavo, Quico y ñoño se ven las caras desde hace muchos años. Afuera, los carros se aparcan en el otro estacionamiento. Pero cada que algún medio de comunicación anda haciendo un reportaje y se acerca con la segunda taquería, ellos comienza a hacer un show que consiste en adaptar la letra y ritmo de una canción, con palabras que tengan que ver con su comercio.
Casi cuando van a dar la una de la tarde, Francisco y yo hemos dado la vuelta a todo el mercado, sin señal alguna de que hoy esté cumpliendo medio siglo. Así nos disponemos a buscar a don Oscar, propietario de una abarrotera, cuando pasamos por el área de Mariscos que hoy desde temprano está desierta. No hay mariscos para nadie.
Nos paramos a la altura de la puerta principal que está sobre Paseo de la Sierra, cerca de la parada de transporte público. Allí hay otro patio al aire libre que en medio tiene un estante para periódicos. El Tabasco Hoy, el Sol, el Novedades y el Presente están enganchados y son vendidos por un puesto de revistas que atiende un hombre que luce cansado y muestra mucho interés en la televisión.
Pero en el lado izquierdo está la tienda miscelánea, que hace más de 22 años era un salón de belleza muy demandado y atendido por doña Candelaria Pérez. Antes ni se sentaba, hoy hasta se queda dormida y sin dinero. “De por sí este mercado siempre ha sido así: calmado. Si hay movimiento tiene que ser por la mañana. Ya después de las dos de la tarde, esto ya se murió [...] descanso más aquí que en mi casa”. Y es que de apoco ha tenido que meter variedad de productos, entre ellos, los refrescos, porque hoy en día apenas llegan unas cinco o diez personas por día a su local y la mayoría son los locatarias vecinos.
La última remodelación que tuvo su local fue gracias a que su hijo la apoyó económicamente, luego del largo lapso que se tardaron en darle el permiso.
A como está la situación, se siente un poco triste, porque debería de haber una celebración. De decir, oye mira, vamos a juntarnos, hacer una reunioncita, una carne asada o algo, para platicar todas las vivencias; oye tú que tienes tantos años… tú que esto… y que cuando pasó la quemazón de acá… detalles que han pasado. Pero pues nada. Nada más ahorita lo que hicieron por allá, que escuché que hicieron un pastel, refresco y nada más.
Oscar Cornelio, propietario de una abarrotera.
Don Oscar, es hijo del que quizá es el último sobreviviente de los primeros locatarios del mercado de la Sierra. Después de preguntar a un par de personas, hemos dado con su abarrotera a unos pasos de donde iniciamos: el local número 22 está casi enfrente de la óptica de Tony Torruco.
En la ciudad de Villahermosa, además del mercado José María Pino Suárez, también cuenta con los de la colonia Tamulté de las Barrancas, el de Atasta, Gaviotas, Tierra Colorada y el mercado en el que transcurre esta crónica.
La esencia de este mercado viene desde el 16 de septiembre de 1859 y era conocido como el Mercado Central. El estado tenía de gobernador a Victorio Victorino Dueñas. El espacio que ocupaba es lo que hoy se conoce como parque la Corregidora en el centro de la ciudad, sobre 27 de Febrero.
66 años después pasó a llamarse Tomás Garrido Canabal. Nombre que sólo tendría por 12 años, ya que el 6 de septiembre de 1937, Ernesto Trujillo Gurria, presidente del Comité Administrativo de Centro, informó que a partir de entonces sería llamado Mercado Coronel Gregorio Méndez Magaña, existiendo hasta 1975, año en que fue demolido.
Cuatro años tenía Oscar Cornelio hijo cuando su padre se trasladó de allá, al la nueva ubicación. Todo era nuevo entonces. Alrededor del centro de abasto no había edificios y se podía ver el verde del parque La Pólvora, mientras poco a poco la gente comenzaba a rellenar los locales y la competencia de abarrotes era mucha. En 2024, ellos son el único abarrote que sobrevive.
一Se fueron por situación económica y los viejos que ya no los apoyaron sus hijos y los negocios que cerraron por los que murieron一, relata Oscar, quien aclara que la llegada de abarroteras grandes como Monterrey o Súper Sánchez influyó para que hoy ya no sea rentable que hayan más abarrotes en el mercado.
En realidad este mercado sí es muy tranquilo como dice la mayoría. A falta de anécdotas memorables, la mayoría resalta el vago apoyo a las necesidades reales de los locatarios.
De tez blanca, de ojos casi oscuros, Oscar Cornelio hijo, está a su vez en el local 22 con su hija, ella rubia y con pestañas largas, quien a lo mejor pueda seguir el legado. Por ahora, no quiere saber de entrevistas y le dice a su papá que no quiere salir ni en la foto.
Cerca de la una de la tarde, la vida en el Mercado Gregorio Méndez Magaña, o el de la Sierra, ha vivido este día como cualquier otro dentro de sus 50 años.
Antes de partir veo que la óptica de doña Tony Torruco continúa cerrada ¿Uno de esos días en que ha decidido no abrir a causa de una floja semana, o su local no volverá a abrir nunca?