TAPIJULAPA, Tacotalpa, Tabasco.— ¡Qué cosa tan extraña esto de vivir entre el cielo y la tierra! Son las 10 y media de la mañana, y las nubes que cubren los cerros que rodean el pueblo mágico no se han dispersado.

Para los tabasqueños nacidos en esta villa, vivir en casas suspendidas sobre laderas, es lo más natural de la tierra. No les quita el sueño saber que, entre mayor es la pendiente de sus casas, más probabilidad de deslizamientos existen.

«En las carreteras sí hay sus deslaves, porque cuando llueve es demasiado en esta zona, a la hora en que se reblandece la tierra, ésta tiende a deslavarse y caer. Aquí, afortunadamente, no hay pérdida humana, ni de casas porque la mayor parte de los derrumbes se da fuera, en lo que es carretera», aclara el delegado municipal José Ángel Lozano Castellanos.

Las últimas precipitaciones registradas en noviembre del año pasado dejaron incomunicados los poblados situados más arriba de Tapijulapa, los cuales conectan con el municipio de Amatán, a 25 minutos de la villa, en el estado vecino de Chiapas. Los deslizamientos de tierra y la caída de grandes bloques de piedras impidieron que los tzotziles viajaran hasta este pueblito para vender su exquisito café en las tiendas locales.

A MAYOR MARGINACIÓN, MAYOR RIESGO

El «Atlas de Peligros por Fenómenos Naturales del Estado de Tabasco» identifica tres grandes áreas de erosión con categoría de peligro «muy alta»: al sur de la Región de la Chontalpa, en la sierra de Tabasco, en el municipio de Huimanguillo; al oriente, en la región de los Ríos, en el municipio de Huimanguillo; y al centro, en la región de la Sierra, en los municipios de Teapa, Macuspana y éste donde nos encontramos, Tacotalpa.

El documento elaborado por el Servicio Geológico Mexicano señala que aunque «el estado de Tabasco se encuentra dentro de deslizamientos de potencial bajo, sin embargo su población es muy vulnerable a cualquier tipo de peligros debido a la marginación de su población».

El índice de pobreza en este municipio abarca al 64%, de su población, muy por arriba del índice estatal que es de 46.5%. Los datos del Informa Anual sobre la Situación de Pobreza y Rezago Social 2024, elaborado por la Secretaría de Bienestar federal, indica que alrededor de 20 mil 636 tacotalpenses se identifican como indígenas.

ENTRE LA CRECIENTE Y EL DESLAVE

A 10 minutos de Tapijulapa, ascendiendo la montaña de color verde, los cerros se alargan, volviéndose más empinados y dejando entrever los modestos techos de las casas, algunos de los cuales fueron levantados de nuevo en el ejido Cerro Blanco por causa de algún deslizamiento de tierra.

Desde allá, el artesano José viaja hasta el pueblo mágico para trabajar en su reconocido taller artesanal, donde al mismo tiempo exhibe bellísimos muebles que teje con sus manos, en una casona que renta en la esquina de la calle principal.

«Allá todo es quebrado y hay muchos cortes de tierra que traen deslaves. Yo vivo en lo alto, pero gracias a Dios nunca he sufrido deslaves», dice el maestro. Aclara que un deslave en donde esté asentada una casa «no es algo frecuente. Siempre estamos pendientes por la lluvia. A mí me preocupan más las inundaciones, aquí en Tapijulapa».

Entonces cuenta la desgracia que vivió en 2020, cuando el río alcanzó su taller. «El agua llegó hasta allí», señalando a donde la pared se junta con la estructura que sostiene el techo.

«Todo Tapijulapa se desapareció, perdí mucha artesanía, no pude sacar nada porque en media hora el río arrasó a eso de las cinco de la mañana. La verdad no sé cómo trabaja aquí el pueblo, la representación, el ayuntamiento porque realmente yo fui uno que no tomaron en cuenta para los apoyos, quizá porque no soy de aquí o rento el taller, no hubo apoyo», me cuenta con tristeza, más por no haber sido tomado en cuenta que por no haber recibido ningún apoyo.

Camino a Villahermosa, cuando los cerros se achican y se juntan con el horizonte, pienso en las últimas palabras del artesano, el hombre que vive entre las nubes, con el peligro latente de derrumbes (arriba) o golpes de agua (abajo). Yo quería saber si estaba preparado para enfrentar un problema o el otro. O los dos.

«Todavía —me dijo—, siempre estamos así».