El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmó este lunes una orden ejecutiva para imponer aranceles del 25% a todas las importaciones de acero y aluminio provenientes de cualquier país del mundo.
Esta nueva medida, que entra en vigor el próximo martes 4 de marzo, es una extensión y ampliación de los aranceles que Trump ya había implementado en 2018 bajo la misma justificación de seguridad nacional según la Sección 232 de la Ley de Expansión Comercial.
Desde la Oficina Oval, Trump declaró: “Básicamente, estamos imponiendo un arancel de 25 por ciento, sin excepción, a todo el aluminio y todo el acero, y eso significará que muchas empresas abrirán en Estados Unidos”. Aunque sugirió una posible exención para Australia, no se han confirmado detalles al respecto.
Los aranceles afectarán a productos metálicos terminados y no se harán exenciones para socios comerciales clave como Canadá y México. El objetivo es contrarrestar lo que el gobierno estadounidense considera prácticas comerciales desleales por parte de naciones como Rusia y China. Un alto funcionario, hablando bajo condición de anonimato, argumentó que esta medida es crucial para proteger a los productores estadounidenses de abusos en las exenciones anteriores.
Desde automóviles hasta marcos de ventanas, la imposición de aranceles se extenderá a una amplia gama de productos de acero y aluminio, impactando directamente los precios para los consumidores estadounidenses y las cadenas de suministro globales.
La Cámara Nacional de la Industria del Hierro y del Acero (Canacero) de México ha expresado su preocupación, destacando que los aranceles podrían desestabilizar la industria en el país y afectar la colaboración regional, especialmente en el contexto del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC). Canacero urgió al gobierno mexicano, encabezado por la presidenta Claudia Sheinbaum, a mantener un diálogo constante con EE.UU. para defender los intereses de los productores nacionales.
Trump también ha insinuado que podría haber más anuncios de aranceles esta semana, apuntando hacia una estrategia de reciprocidad comercial que busca igualdad de condiciones con otros países. Esto fue mencionado tras una reunión con el primer ministro de Japón, Shigeru Ishiba, el pasado viernes.
Esta no es la primera vez que Trump utiliza aranceles como herramienta de política comercial; en 2018, acciones similares provocaron represalias de la Unión Europea y otros aliados comerciales, aunque algunos países eventualmente recibieron exenciones.
La medida de hoy, sin embargo, parece ser un intento más agresivo y amplio para influir en el comercio global y fortalecer la industria manufacturera estadounidense, con implicaciones aún por verse en la dinámica económica internacional.