Mariana Morales
Agencia Reforma
SAN CRISTÓBAL DE LAS CASAS, Chiapas 15-May-2024 .-Al catequista Nacho y a cinco integrantes de su familia los asesinaron a balazos en su casa el pasado domingo, en el municipio de Chicomuselo, porque no quisieron unirse a ningún grupo criminal que se disputa el control de la Sierra de Chiapas.
Una persona cercana a Ignacio López Pérez indicó a Grupo REFORMA que el padre de familia fue una de las 11 víctimas ejecutadas por sicarios, quienes irrumpieron en algunas de las 100 viviendas que hay en el Ejido Nueva Morelia, donde la organización "El Maíz", del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), y el Cártel de Sinaloa (CDS) se disputan el control.
A tres días de este narcoataque, ahora sólo permanecen 60 de los 500 habitantes que había en el ejido... el miedo los desplazó.
"Nacho, de 57 años, aspiraba a ser diácono y, a pesar de la amenazas que recibió para unirse a un grupo (criminal), nunca pensó en huir del ejido", añadió un poblador que pidió anonimato.
"Los domingos, en la Iglesia católica, exhortaba a los feligreses a no caer en las ofertas de ningún cártel. Esa fue la molestia y la razón por la que lo mataron, y también a su familia", aseguró otro poblador de la Sierra.
Unirse de manera forzada a un grupo criminal, dice el mismo poblador, es obedecerles para ir encapuchados a bloquear carreteras y decir que son ciudadanos o autodefensas.
Meses antes, Nacho y su familia habían sido acusados por sicarios de proteger a sus rivales. Preocupado, el hombre envió un mensaje de WhatsApp a una hermana de la iglesia.
"Sí, tenemos miedo al estar en esta violencia, inseguridad, asesinatos, desapariciones, reclutamiento forzado, desplazamiento; mire ¿cuántas familias han dejado su patrimonio, sus animales? pero confiamos en Dios", señaló en su mensaje.
"Hicimos una carta para difundirla entre la población y decir que ni él ni su familia apoyaba a ningún grupo armado, que él pugnaba por la libertad", agregó la persona cercana a él.
La situación no paró: a las 18:30 horas del domingo, un grupo armado llegó a la casa de adobe donde estaban Nacho, su esposa Isidra Sosme Temich, su hermana Rosalinda, su padre Alfonso López, su cuñada Teresita de Jesús Arrazate y Dolores Arrazate Córdova, tía de Teresita, así como Yojari Belén Solís, una joven de 18 años estudiante de preparatoria.
Los vecinos contaron que Nacho intentó dialogar, pero no funcionó. Los sicarios los asesinaron y sacaron los cuerpos de la vivienda, a excepción de los cadáveres de Rosalinda y de Dolores, para luego incendiar la casa. Los cuerpos que quedaron al interior, indicaron, "quedaron calcinados, hechos bolita".
"Otros dos jóvenes, Joel y Brandon, iban pasando por la calle y también les dispararon", señaló otro poblador.
La noticia corrió hasta dos días después, pues en la zona no hay señal telefónica y los criminales cortaron la energía eléctrica a las casas. Los cuerpos fueron sepultados ese martes en el panteón de Nueva Morelia, donde fue necesario usar una retroexcavadora para hacer el hueco de la fosa.
Dicen los pobladores que a ningún cuerpo se le pudo hacer la necropsia, porque los grupos armados no permitieron sacar los cadáveres y además solicitaron que llegara la Guardia Nacional, pero nadie los atendió. Las familias debieron ir a la cabecera municipal de Chicomuselo a comprar los ataúdes.