MONTERREY, Nuevo Léon.— «No hay dos gobernadores, hay uno, que por cierto nunca se fue, porque no ejercimos ni un solo minuto la licencia que nos habían concedido, siempre supimos que corríamos un riesgo, que el Congreso no iba a designar a alguien de este equipo, y siempre se dijo muy claro que no íbamos a arriesgar».
Con estas palabras de Samuel Ruiz concluye el novelón que durante 12 días vivió Nuevo León y que acabó con las aspiraciones presidenciales del joven de Movimiento Ciudadano y con los dramas jurídicos que llevaron a aquella entidad a tener dos gobernadores designados.
El PRI y el PAN en el Congreso no pudieron colocar a su gobernador interino, Luis González Orozco, que la noche del 4 diciembre renunció al interinato. El regreso de García se dio en medio del decreto de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, la cual minutos antes de que comenzara la licencia, tumbó al secretario de gobierno Javier Navarro Velasco como interino.
El líder del PRI nacional, Alejandro Moreno, se burló del emecista al señalar que éste había protagonizado la campaña más corta en la historia del país.









