La tenista Renata Zarazúa rompió este año una sequía de más de 29 años, en que una mexicana no jugaba los cuatro grandes torneos del calendario mundial. La última en hacerlo fue Angélica Gavaldón, en el año de 1995.
Los torneos que integran el Grand Slam: el Abierto de Australia, Rolan Garros, Wimbledon y el Abierto de Estados Unidos, son los certámenes que todos los tenistas anhelan jugar, por lo que Zarazúa considera una hazaña su participación en los cuatro grandes.
“Fue un año muy bonito, viví emociones que no había tenido en algún otro”, expresó la raqueta tricolor, en entrevista con un diario.
Su participación se resume en acceder al cuadro principal del Australian Open y Wimbledon desde la qualy; en ambos se despidió en la primera ronda. En Roland Garros, las bajas le permitieron entrar, pero sólo jugó un duelo, mientras que en el US Open avanzó hasta la segunda ronda.
“En Roland Garros no jugué nada bien, me sentí muy perdida. No me gustó mucho”, expresó. Mientras que recuerda con cariño “al US Open. Después [entre mis favoritos] está el Australian Open y luego Wimbledon, el cual fue una experiencia increíble jugarlo”, aseguró la tenista nacida en la Ciudad de México.
A esto se suman los dos títulos ITF que conquistó en los últimos meses, a los que les da un valor especial por la complejidad que implican.
“Ganar un torneo es muy difícil, por todo lo que tienes que vivir cada día. Es retarte en la cancha a diario y sin duda ganar me ha generado muchas sonrisas”, puntualizó.
Actualmente, Renata está en el sitio 59 del ranking WTA. Es su mejor posición y le da crédito a la actitud con la que salta a la cancha.









