CIUDAD DE MÉXICO.— Una centena de jóvenes, marchó por el primer cuadro de la ciudad, exigiendo un alto a la criminalización de las víctimas asesinadas recientemente en las ciudades de Celaya, Lagos de Moreno y Salvatierra.
Al grito de «Andrés Manuel, escucha: ¡La juventud está de lucha!», levantaban sus pancartas en alto. «Los abrazos nos están matando», «Estado fallido», «Si salgo, no quiero que me maten», «Al futuro de México, lo están matando», «No fueron drogas, sino negligencia«, eran algunas de las frases que podían leerse.
Los manifestantes trataron de entrar a Palacio Nacional, pero no lo consiguieron. Un joven, con megáfono en mano, bien abrigado por el frío que hacía, explicó la razón: «Que quede claro, esta ya no es la casa del pueblo porque está cercada; accesar al Zócalo capitalino es un martirio porque lo tienen cercado. Yo le pregunto al presidente de la República: ¿A quién le tiene miedo?, ¿le tiene miedo a los jóvenes? Ojalá que esta cantidad de policías, que lo cuidan a usted, cuidaran a toda la juventud de México. Los jóvenes, en todo el territorio mexicano, los están matando.»
De acuerdo a testigos sobrevivientes de la última masacre, perpetrada en la exhacienda San José del Carmen, donde se realizaba una posada, cuatro personas desconocidas quisieron colarse al festejo, pero por tratarse de un evento privado, no los dejaron pasar. Regresaron enojados y con más gente armada; algunos invitados ya se habían ido y el grupo musical estaba a punto de terminar. Los intrusos comenzaron a disparar, matando a 12 personas, entre ellas una exreina de belleza y un integrante del grupo musical Dinastía Cornejo; e hiriendo a 14.
En otro momento de la marcha, una joven exigió al presidente tener «tantita empatía y humanidad». Lamentó que el señor Presidente salga a decir que «nosotros o los otros o los que están allá, consumían drogas, que no tiene ninguna investigación, pero que son hipótesis que él tiene. ¡Basta de eso, señor presidente! Y de una vez aquí les digo, le digo a mi familia: Si aquí me matan el día de mañana o a cualquiera de nosotros que estamos aquí, ¡nosotros no consumimos droga, señor presidente! Para que no salga a decir eso en la mañanera. Para que no se burle de las familias y del dolor ajeno. ¡Basta de eso, señor presidente! ¡Tenga tantita empatía, tantita humanidad!








