TABASCO.- Productores de la zona indígena de Yokot'án dieron un paso adelante teniendo como base el programa Sembrando Vida del cual han sido beneficiaron en los últimos años. Lejos de las prácticas que algunos más han optado, operando de manera fraudulenta los apoyos que reciben del Gobierno Federal, éstos ejidatarios de Buenavista, Tamulté de las Sabanas han dado valor agregado a la labor agrícola y a la par de su producción aprendieron a hacer pinole y afirman que próximamente abrirán una tienda comunitaria para vender los productos frescos del campo.
Marcos de la Cruz, presidente general del CAC “La Flor del Maíz”, externó que el programa inició a finales del 2019 con un pago de 5 mil pesos mensuales y como hubo incremento al salario mínimo, actualmente los beneficiados perciben 6 mil 250 pesos.
El secretario general del Centro de Aprendizaje Campesino (CAC) “La Flor del Maíz”, Jesús Torres García aseguró que hoy en día han dado un valor agregado a su labor "y ya aprendimos a hacer el pinole del maíz y cacao; ya tenemos una pequeña fábrica para hacer pinole y ya hemos vendido a la comunidad, tenemos diseñado las bolsas, con el nombre de la CAC “La Flor del Maíz”.
Es por ello que ahora están solicitando al gobierno el recurso para invertir “porque queremos ampliar a fábrica, pues ahora iniciamos a dar ese valor agregado a la producción del campo con el maíz y el cacao y hacemos el pinole”.
Refirió que esta labor la vienen desarrollando desde hace tres años y lo elaboran de manera artesanal, es así que el año pasado lograron vender una tonelada del producto.
Otra cosa que también están elaborando es el achiote que se procesa y se vende en la misma comunidad.
El otro proyecto que está en puerta es abrir una tienda comunitaria donde venderán productos del campo a la mesa, incluso ya está próximo a ser inaugurado dicho espacio. El líder comunitario reveló que se encuentran acordando las reglas operativas y reglamentos internos entre los 30 integrantes del CAC, buscando el beneficio para toda la comunidad, con precios módicos, menores a los que se encuentran en las tiendas particulares.
Respecto a Sembrando Vida, espera a que continúe pues también consideran que está ayudando a la reforestación del campo, lo que se traduce en ayuda también al medio ambiente. Y debido al éxito que ellos consideran están teniendo, han planteado la posibilidad de que sean considerados para ser asesores de nuevos CAC que se van conformándose, por la experiencia que ya tienen.
El grupo CAC está integrado por 15 ejidatarios, en el ejido existe 6 grupos (90 en total) de los cuales tienen sembrados 225 mil árboles frutales y maderables de un total de 270 mil, ya que 15 mil árboles murieron en la pasada sequía, sin embargo, se están reponiendo.
“En el 2020 comenzaron los productores a sembrar sus plantas como árboles maderables y frutales, se conformó un vivero de plantas, para lograr sembrar la cantidad de árboles que requiere el programa de 3 mil”, dijo Marcos de la Cruz.
Por su parte Torres García indicó que la mayoría ya logró la meta de sembrar sus 3 mil plantas, pero “algunos tienen 1800 a 2500 ya que se vieron afectados por la sequía en la que murieron sus plantaciones, sin embargo, ya tenemos en el vivero para resembrar”.
De la Cruz García indicó que ya casi están llegando a la meta pues llevan un avance del 90 por ciento. “hemos aprendido muchas cosas, anteriormente nos dedicábamos a sembrar maíz y otros frutos, pero no teníamos la capacidad de sembrar árboles maderables y frutales, en línea, en orden y en filas, aprendimos muchas cosas y ahora somos capaces de darle capacitación a otros CAC”.
Dijo que las plantas que tienen sembradas en las 3 hectáreas de terreno de cada ejidatario son caoba, maculis, cedro, limón, guanábana, achiote, cacao, mango, limón “una diversificación de productos frutales, eso viene a combinar el programa”.
Apuntó que la mayoría de los árboles tiene una altura de 3 metros y están sembrados de manera ordenada y bajo de éstos se siembra maíz, frijol, calabazas, yuca.
Jesús Torres García, dijo además que han aprendido a hacer sus propios fertilizantes, "no usamos químicos, utilizamos las insecticidas orgánicos, ya que no afectan a las plantas, a la tierra, a las abejas y al medio ambiente”. Apuntó que realizan la preparación de la composta para fertilizar las plantas, por eso están vivas y están bien de salud, concluyó.