CÁRDENAS, Tabasco.— Esta madrugada, arribaron a la Iglesia de San Antonio de Padua, ubicada en la cabecera municipal, las reliquias de San Judas Tadeo, considerado el santo de las causas difíciles.
Su llegada, después de haber recorrido más de 100 kilómetros, procedente del santuario de Guadalupe, en Coatzacoalcos, Veracruz, es una alegría para la grey católica, cuya población en general se ha visto afectada por las ejecuciones diarias del crimen organizado y los apagones de luz continuos.
Una Van color blanco, adaptada con cristales y rotulada con el patrocinio de Farmacias Similares, fue recibida por una centena de feligreses que no se fueron a sus casa a dormir, pese al riesgo que eso representa actualmente en esta localidad.
La grey, con celular en mano para captar el histórico momento, cantó alabanzas a ritmo de mariachis, custodiando la unidad hasta la entrada al templo, sobre la avenida Miguel Orrico de los Llanos.
La camioneta se colocó en reversa a la entrada de la parroquia para que las reliquias descendieron de frente hacia el Cristo principal del atrio. Afuera los fieles no dejaban de cantar.
La imagen del santo viene acompañada de urna transparente donde está depositado, según la tradición, un hueso del brazo de San Judas, además de un medallón colgado a la representación de aproximadamente dos metros de altura del santo, que la tradición asegura siempre portaba en su cuello.
La presencia de la prensa entorpeció el ritual del párroco Erick Urías, quien con el incensario trataba de sahumar el andar de la reliquia, pero los reporteros no le permitían cumplir con el paso tradicional para extender el aroma.
Desde el atril, el padre Urías agradeció a los presentes su asistencia «por no dejar solo a San Judas, a su llegada a Tabasco», primera parada de los cuatro municipios que visitará.
Apenas fue colocada la reliquia en la parte izquierda del Santísimo, los que feligreses se acercaron a persignarse, hincarse y orar, suplicado un milagro en sus vidas.
Al menos, este martes histórico, para los anales de la fe católica, la llegada de la reliquia hizo un milagro: apaciguar la ciudad de los balazos, los descabezamientos y el correr de sangre que la semana anterior robaron la tranquilidad y la esperanza a más de uno.