BAHRÉIN.- “Todo lo que podía haber salido mal, salió mal”, dijo Max Verstappen luego de terminar en sexto lugar en el Gran Premio de Bahréin, tras experimentar múltiples problemas con su auto.
El actual campeón del mundo se quejó del ritmo, de los frenos y de las paradas en pits en las que perdió mucho tiempo y se rezagó.
En una semana, la escudería Red Bull Racing pasó de la algarabía (al ganar en Japón) a la crisis (en Bahréin), al grado de que en la noche del domingo se convocó a una junta de emergencia para abordar las problemáticas con los autos de Verstappen y Yuki Tsunoda.
Tanto Christian Horner como Helmut Marko aceptaron que no hallan las respuestas para que los autos del equipo sean competitivos.
“Nuestro coche simplemente no está balanceado, no sabemos qué le pasa. Es una fase difícil, pero el personal técnico necesita sentarse y abordar abiertamente los problemas y luego intentar salir de esta crisis juntos.
“No se trata de la carrera aquí, sino de que los problemas han estado ahí durante mucho tiempo, y sólo estamos dando vueltas en círculos”, dijo el asesor del equipo Helmut Marko en entrevista con Sky Sports.
Por su parte, Christian Horner, jefe de la escudería, también aceptó que las alarmas están encendidas y que tienen el tiempo encima para intentar solucionar añejos problemas que no han sido capaces de solventar.
"Las soluciones, con lo que vemos en nuestras herramientas (de simulación) en comparación con lo que estamos viendo en la pista en este momento, no se correlacionan. Eso es en lo que tenemos que llegar al fondo, ¿por qué no podemos ver en nuestras herramientas lo que estamos viendo en el circuito?
"Cuando se produce una desconexión de este tipo, hay que resolverla. Tenemos un gran equipo técnico que ha fabricado coches increíbles en los últimos años y confío en que llegarán al fondo del asunto.
"Pero, literalmente, la herramienta no reproduce lo que vemos en la pista. En ese punto, es como decir la hora en dos relojes diferentes", señaló.