VILLAHERMOSA, Tab.- Esta es la tercera parte de un reportaje que aborda el complejo problema de una industria millonaria que ha dejado en el descuido a los que sus propios empresarios se refieren como «el eslabón fundamental»: los recicladores ambulantes y las consecuencias de salud.
III
En Tabasco, la inseguridad es parte también de los riesgos que corren quienes se dedican a esta labor. Este miércoles hemos llegado más temprano y de testimonios como el de José Domingo Segura Guillén, también los hay como el de doña Rosita López quien va de salida de la recicladora Francobre luego de haber vendido una pequeña bolsa de plásticos y latas.
La venta de PET es sólo una actividad económica secundaria para la señora de 56 años. La principal es hacer el quehacer en casas ajenas. «No alcanza lo que uno trabaja. Con esto me puedo apoyar para la tortilla o lo que sea». Contrario al día anterior, hoy salen y entran de manera seguida los clientes de la recicladora. Así, José de la Cruz Valencia, hombre robusto apareció luego de vender dos grandes bolsas negras que cargó sin ayuda de vehículo.
José de la Cruz ve la recolecta de estos materiales como una forma de hacer ejercicio, mientras se hace un «extra» para sus lujos. «Sin dinero uno no es nadie. En la mañana me fui a caminar y me gané 84 pesos, aparte de mi quincena que me va a venir, pues un extrecita que yo gané [...] si me gusta ser alcohólico, yo cargo lo mío, bebo lo mío, nada de que me digan nada [...] uno como varón le gusta a uno muchas cosas … las mujeres, el cigarro, el vicio; sin dinero es un ‘pobre perrito’ [...] como puedes ver ahorita estoy en forma, no me duele nada, no padezco dolor de cabeza, dolor de huesos, dolor de nada, ando ahora sí que activo».
En un momento de respiro, pienso en el gran contraste que hay entre las necesidades de los ‘héroes’. Minutos después, Santos Hernández aparece empujando una carretilla vendado del pie derecho y acompañado de su esposa. Ellos no recorren las calles, simplemente, luego de varios meses, vienen a este lugar a vender los desechos que consideran pueden comprarle y que, aunque sea para un kilo de arroz le darán.
Entonces dos recicladores que se acompañan en su labor se acercan al poste de luz donde está acumulada la basura que no ha recogido el carretón.
一¿Les sirve?-, les pregunto pasándole un envase vacío de Powerade.
一Sí papi, gracias-, dice el más alto y lo guarda en el costal verde que sostiene.
Gabriel Ascenso Aguilar y Miguel Ángel Flores se autodenominan Trabajadores de la comunidad. No pueden estar más acertados. Conocidos como los Jaguarines, la dupla asimila a personajes caricaturescos por su hermandad y camaradería. El primero desistió a ser ayudante de albañil hace muchos años y el segundo paró en Tabasco después de haber crecido en Chiapas. Un día de hace cinco años se encontraron en las calles y desde entonces recogen plástico y cualquiera otro material que pueden vender en las recicladoras.
一¿Tú por qué te dedicas al reciclaje?-, le pregunto a Miguel Flores
一Para hacerle la compañía a mi compadre-, responde
Gabriel, quien sostiene una vara que pertenecía a otra cosa originalmente y que hoy la usa para esculcar entre la basura, aclara que la razón por la que consideran su labor un trabajo comunitario, es porque aparte de destapar las coladeras llenas de plástico, si encuentran una “chamba”, la toman.
一¿Cómo describirían sus ingresos económicos recolectando?
一No es mucho, papi. Pero la honestidad…
一Para la comida tenemos-, interrumpe Miguel
一Y si nos echamos nuestro whisky, porque si no le echamos, pero también tenemos que hacerla para la comida y la bebida, tamos a línea y no nos portamos mal ni hacemos maldad con nadie.
一¿Qué los llevó a la calle?-, Gabriel responde mirando al suelo y encajando el bastón en la tierra, como si lo que golpeara no fuera el piso, sino el recuerdo.
一Muchos problemas, familiares, papi, es por eso que andamos aquí”, cuando iba a hacer otra pregunta, Gabriel levanta la vista y me mira, “pero es mejor andar así, que andar dándole sufrimiento a la familia, porque todo el tiempo te va a ver la familia bebiendo trago … piensa que andamos en malos pasos. Pero no padre, tratamos de dar el ejemplo para los niños.
LOS MICROPLÁSTICOS
Estar en la informalidad, no sólo mantiene la desigualdad en la economía de los recicladores, sino que cargan con el estigma de delincuentes y a veces con la vergüenza por dedicarse a una labor menos preciada. Pero quizá lo menos les alarman pero que debería de preocupar, son los enemigos diminutos y silenciosos a los que son expuestos: los microplásticos.
A diferencia del personal de limpia de camiones recolectores o barriendo las calles, los 70 mil recolectores que hay en México, trabajan por su propia cuenta y sin ningún tipo de protección ante el peligro latente de los vertederos, donde respiran los gases de materiales peligrosos que, en las altas temperaturas, sueltan partículas nocivas para la salud.
En 2022, un informe de la organización Human Rights Watch, descubrió que los trabajadores pueden correr el riesgo de desarrollar enfermedades como cáncer, enfermedades respiratorias, afecciones cutáneas y dolor crónico.
Particularmente, las mujeres expuestas a las toxinas de productos de plástico corren mayor riesgo de padecer síndrome de ovarios poliquísticos y abortos recurrentes y sus hijos tienen más probabilidades de nacer con discapacidades.
La ONU incluso considera una violación de los derechos humanos que los trabajadores de reciclaje gestionen los residuos de plásticos en Ghana, ya que estas toxinas tienen efecto similar al de algunas hormonas.
El calor, aire o frío alteran los elementos de fabricación y entre más tiempo pase el antimonio del Pet expuesto a estas condiciones, los enlaces químicos se rompen, haciendo que haya más probabilidades de filtrarse. Así lo reveló la investigación ‘Daños a la Salud y el Medio Ambiente ocasionados por el Tereftalato de Polietiletno (PET)’, elaborado por el Centro de Estudios para el Desarrollo Rural Sustentable y la Soberanía Alimentaria (CEDRSSA) de la Cámara de Diputados.
Como se citó en dicha investigación, un estudio emprendido por la Universidad Veracruzana reveló que, «los ftalatos, dadas sus características toxicas, provocan alteraciones neurológicas, siendo las mujeres embarazadas y los niños los más vulnerables a sufrir los daños de estos productos químicos, incluso su impacto puede darse desde la gestación; entre otros males que provoca el PET en las mujeres está el cáncer de mama».
Llegará el día en que este micro enemigo, letal y desconocido para ellos les pase factura, mientras tanto ellos les temen más a los automóviles que circulan por la larga y ajetreada calle Calderón Marchena de la colonia Gaviotas.
一A él lo han atropellado tres veces ¿verdad?-, dice Gabriel y señala a su compadre.
Miguel Flores se voltea a ver el pie y le da la razón a Gabriel. Luego entran a vender el plástico del costal verde.
Cuando salí de despedirme de Yanet y Juan, ellos también iban saliendo. Vi cuando Gabriel dividió el dinero: veinte y veinte.














