MATAMOROS, Tamaulipas.— Cuando ya había terminado la conferencia presidencial, Andrés Manuel López Obrador caminó hacia afuera de la carpa, montada en un área de jardines de la 30 zona militar.
Abriéndose paso entre la prensa, porque el «pueblo bueno» no estaba invitado, sino que lo aguardaba afuera del cuartel militar con la esperanza de ver al paisano, una reportera le preguntó si existía más información sobre el secuestro masivo ocurrido el fin de semana en Tamaulipas.
«Ya se están haciendo las investigaciones. Se sabe que es un camión con 30 o 31 migrantes que fueron bajados, dejaron a cinco, se llevaron a los demás, pero ya se está haciendo la búsqueda», atajó el Presidente, cuando en los hechos el mega secuestro tenía más de 48 horas de haber ocurrido.
El primer reporte lo hizo —el mismo sábado 28 de diciembre— el conductor de la unidad Senda, en que viajaban un total de 36 migrantes. Todos se dirigían de la ciudad de Monterrey a Matamoros, punto fronterizo con Brownsville (Estados Unidos) con el fin de realizar unas entrevistas por visas humanitarias.
La mayoría eran de origen venezolano y, entre los pasajeros, había unos cuantos niños. A la altura del tramo Reynosa-Matamoros, cuando estaban pasando el municipio conurbado de Río Bravo y se acercaban a su destino, el autobús Senda fue interceptado por un grupo armado, distribuido en cinco camionetas.
Los 36 pasajeros fueron bajados y subidos a las camionetas por los hombres armados, dejando en la vía al chofer y cinco personas. Estos últimos son los que han provisto a las autoridades de la información que hasta ahora han dado a conocer. Pero de los 31 migrantes, nada de sabe.








