“Cerámica, voces del barro antiguo”, se exhibirá hasta el 1 de junio de 2025 en la sala de Exposiciones Temporales A1 del Museo Nacional de Antropología, y reúne más de 70 piezas prehispánicas, entre vasijas, figurillas, orejeras y utensilios de uso cotidiano y ritual, procedentes del Occidente de México.
La exposición organizada por el Museo y el Centro de Estudios Mexicanos y Centroamericanos (Cemca) destaca la trascendencia de los objetos de barro, desde su descubrimiento en excavaciones arqueológicas, hasta su restauración y tratamiento museográfico, a la par de su importancia como fuente de información clave para comprender a las sociedades del pasado.
El curador-investigador de la sala Culturas de Occidente del MNA, Eliseo Padilla Gutiérrez, señala que para esta exhibición se seleccionaron objetos que median entre los periodos Preclásico y Posclásico -del año 600 a.C., al 1,500 d.C.- y provienen de diferentes proyectos de investigación realizados en los territorios que abarca dicha área: Sinaloa, Nayarit, Jalisco, Colima, Michoacán y Guerrero.
No obstante, las piezas precolombinas dialogan con objetos cerámicos del siglo XX, a fin de mostrar cómo el proceso de creación de una vasija en comunidades actuales, permite comprender la manera en que se elaboraban en épocas remotas.
Así, el visitante puede contrastar las semejanzas de un ánfora blanco granular del sitio Xochipala, en Guerrero, del 300-400 d.C., con la alfarería que se realiza hoy en la población de Ameyaltepec, por ejemplo.
“Cerámica, voces del barro antiguo”, cuya curaduría estuvo a cargo del propio Eliseo Padilla, y la arqueóloga e investigadora asociada al Cemca, Véronique Darras, da la bienvenida con una pequeña, pero elocuente obra: la figurilla de un alfarero con una vasija entre las manos (200-400 d.C.), recuperada de las excavaciones en Cañón de Bolaños.
Al respecto, el doctor en Antropología refiere que una de las últimas colecciones en incorporarse al acervo arqueológico de Occidente, del MNA, es la que concierne a los trabajos de María Teresa Cabrero en dicho sitio de Jalisco; además de los encabezados por Grégory Pereira, del Cemca, en Zacapu, Malpaís Prieto y Guadalupe, en Michoacán, y por Paul Schmidt Schönberg, en Xochipala.
La gran virtud, anota Padilla Gutiérrez, es que todos estos materiales fueron obtenidos en excavaciones arqueológicas controladas, lo que permite obtener información invaluable para entender cómo vivían y pensaban las antiguas culturas.
Sus estilos permiten diferenciar culturas, fechar sitios y descubrir sus usos: algunas piezas eran de uso diario, mientras otras se reservaban para rituales. Además, la calidad y el diseño revelan detalles sobre el estatus social y las modas de cada época.
Métodos como el análisis petrográfico y químico ayudan a identificar materiales y pigmentos utilizados, revelando sus orígenes y técnicas de manufactura. Incluso los residuos hallados dentro de vasijas pueden indicar qué contenían.
En ese sentido, en la muestra se indica que, para analizar las cerámicas en el MNA, particularmente evaluar la superficie de las piezas y la aplicación del color, se emplean herramientas como estudios infrarrojos de falso color, imágenes en 3D, análisis de colorimetría y de espectometría óptica.
Además, se usa espectroscopía infrarroja y difracción de rayos X para identificar arcillas y minerales, y la fluorescencia de rayos X para detectar elementos químicos que indican el origen de las materias primas.
“Cerámica, voces del barro antiguo”, puede visitarse de martes a domingo, de 9:00 a 18:00 horas en la sala de Exposiciones Temporales A1 del Museo Nacional de Antropología (av. Paseo de la Reforma y calzada Gandhi s/n, Bosque de Chapultepec).