Un grupo de catorce migrantes de diferentes nacionalidades que transitaban en la avenida Usumacinta de la capital tabasqueña, denunciaron a SINTEXTO el maltrato que reciben por parte del personal del Instituto Nacional de Migración (INM), durante su retención.
El migrante venezolano Eduardo Bracho acompañado por su esposa y su hijo cuenta que ahí le despojaron sus pertenencias rompiendo su mochila, tirando medicamentos y pañales de su bebé de un año.
Su cónyuge aseveró que les arrebataban los celulares para así no tener evidencias de las condiciones en la que se encontraban, de igual manera les hicieron firmar papeles que no se les autorizaban leer.
Durante su estancia, solo les dieron agua, galletas y pan por tres días, afirmaron ser humillados por las autoridades de la estación migratoria en Villahermosa ubicada en prolongación Paseo Usumacinta colonia Lindavista.
¿Qué quieren que les aliste el buffet? Fue la respuesta que les dieron tras las rejas al pedir comida para los menores que los acompañaban, dos niños de trece, uno de cinco y ocho y dos bebés de un año.
Por su parte Carlos Jaraba quien viajó desde Colombia externó que algunos migrantes pidieron al personal del INM ser repatriados, sin embargo, solo recibieron una repuesta burlona “Si quieren se van a pie”.
“Nos soltaron porque llegó otro camión con más migrantes y ya no entramos” dijo el colombiano.
De la misma forma narró que caminaron con sus hijos durante cuatros días sin parar con brisa y frio desde las tres de la mañana hasta las doce del mediodía transitaban sobre la carretera de Santo Domingo ingenio, a La Ventosa en Oaxaca.
En su trayecto a la ciudad de México comentaron que policías les exigieron dinero “300 pesos si quieres pasar. Según son los que nos protegen y a ellos hay que tenerles miedo”.
Indico que se toparon con grupos armados, ellos los trataron mejor dándoles alimentos y guiándolos en su trayecto.
El resguardo de los migrantes sucedió el sábado 20 de enero a las dos de la mañana en la carretera de Puebla cuando la policía estatal interceptó una unidad del transporte publico con destino a México en donde una familia de haitianos, colombianos y venezolanos perdieron todas sus pertenencias incluyendo sus papeles y fueron trasladados a Villahermosa.