TABASCO. A la llamada ‘Santa Muerte’, “cualquier cosa que le pidas te lo cumple”. O al menos esa es la creencia entre sus adoradores. Esa idolatría es refutada por la Iglesia Católica que, desde su perspectiva, cuestiona esa veneración porque, según las sagradas escrituras, la muerte es una consecuencia del pecado.
Es la Batalla de la Fe, la lucha del bien contra el mal, en un terreno donde la santería y su conexión hacia lo mágico parece ganar la partida, sumando adeptos, sobre todo entre aquellos que buscan resolver una situación urgente, enfermedades incurables, problemas de amor o de dinero, e incluso, hasta deudas de vida imperdonables.
“Un día visité una tía política que estaba enferma; al entrar a su casa noté un altar con imágenes extrañas, pregunté por esas cosas, sólo me contestó: ¡no hija, no pasa nada! Allí mismo vi a un muchacho que trabajaba para ella, la curiosidad me ganó, escudriñé lo que hacían; el joven me confesó: somos devotos de la muerte”.
El testimonio eriza la piel. Aturde la conciencia. Proviene de una señora de edad avanzada, porta lentes obscuros, y sobre su cuello pende una medalla que, según asegura, la protege de males, de envidias, de cualquier cosa negativa. De caminar pausado, se detiene en los puestos de esoterismo que tienen su espacio asignado en el mercado público “José María Pino Suárez” de la ciudad de Villahermosa.
El equipo de Sintexto la acompaña en el recorrido. Entre una que otra historia, nos remata su escalofriante relato. Ese joven que alguna vez observó como ayudante de su tía, por azares del destino…cayó en desgracia: ‘pobre muchacho, ahora es un indigente alcohólico’. La cruda experiencia, lejos de apagar su entusiasmo, acentuó su confianza en este tipo de cultos.
REPUNTAN 30% VENTAS
Para los vendedores de artículos esotéricos del “Pino Suárez” la visita de clientes del tipo de ‘la señora de la tía enferma’, es cada vez más recurrente. Revelan que en noviembre las ventas registraron un repunte de 30%, particularmente durante los días previos a la celebración del Día de Muertos.
‘El alza se debió a que hay personas que hacen rituales…este mes la gente es muy devota a la huesuda y buscan productos para hacer sus rezos, o las mismas curanderas que trabajan con ella para que sean más productivos y eficaces las ceremonias’, señala Fabiola Tosca, una vendedora de artículos esotéricos.
Los objetos más vendidos son las veladoras, las imágenes, los llaveros, los rosarios, entre otros artilugios y fetiches que, según la creencia, sirven para hacer amarres, limpias, tener buena economía, combatir el desamor y por qué no, también para desearle el mal al prójimo.
Un sondeo efectuado entre consumidores del centro de abasto, arroja que la mayoría tiene conocimiento sobre la existencia de la santería, aunque ninguno dice tener inclinación hacia ella. Sólo una persona acepta que en algún momento de su vida intentaron convencerla de que este tipo de práctica no es mala.
Otros entrevistados lamentan que la fe católica vaya en descenso. Es el caso de doña Magali Rodríguez, quien recuerda cómo hace 10 años acompañaba a sus abuelos a la iglesia o al panteón para rezarle a sus fieles difuntos. Con los años, confiesa, perdió la tradición de poner un altar y quemar las ‘velas de sebo’. La familia y el trabajo devoran su tiempo, se excusa.
El vicario de la parroquia de la Medalla Milagrosa, ubicada en la colonia Guayabal, Rafael Gutu Alamilla, atribuye el crecimiento de la santería ‘a la falta de fe’ y también a la ignorancia sobre la grandeza de Dios. ‘La muerte no es una doctrina, tampoco es una deidad para veneración’, revira.
Cuestiona a aquellas personas que acuden a la Iglesia, pero afuera de ella se apegan a estos cultos. “En realidad no son católicos, porque depositan su fe en algo pasajero”, sentencia.
El clérigo concluye con una sentencia: ‘la muerte fue vencida con la resurrección de Nuestro Señor Jesucristo y por lo tanto no tiene poder alguno; nosotros los católicos profesamos que sólo es el paso que tenemos que dar para ir de esta vida terrenal a la vida espiritual…jamás hay que desconfiar de Dios”.