TABASCO.- Como tantas otras tardes, el puesto de tamales a las afueras del Tribunal Superior de Justicia de Tabasco desprendía ese olor que se antoja tanto. Miguel Olán Soberano trabajó a pesar de que sabía, las ventas podían estar bajas: es víspera de navidad. Era consciente, de que en Nochebuena podría haber personas a las que no les daría tiempo de hacerse una ostentosa cena. Por ellos llegó. Por ellos… y porque hoy se dio un regalo: de los 366 días que tiene este año bisiesto, la navidad es uno de esos pocos días en los que no llega a trabajar.
Hace tres décadas no había cumplido ni 15 años cuando viajó de Nacajuca a la capital tabasqueña con el objetivo de ayudar a empujar la carretilla con tamales que su madre, ahora de más de 70 años, vendía caminando las calles del primer cuadro de la ciudad. De aquel día, sin darse cuenta han transcurrido 30 años.
Hasta que en la gestión del entonces gobernador de Tabasco, Andrés Granierl Melo, por allá del 2006, le otorgó un permiso de venta, en el mismo lugar que ha visto su vida pasar jornada tras jornada. “Andrés Granier Melo era el que me pedía los tamales con chicharrón, los de pavo, el licenciado Andrade, el licenciado Evaristo. Todos los que han pasado gobernando vienen a comprar”.
Para preparar los tan solicitados tamales de chipilín, masa colada, de caminito, de costilla de cerdo, de carne de gallina, frijol con chicharrón, de maíz nuevo, tiene que aguantar extremas jornadas de trabajo.
La preparación inicia a las ocho de la mañana, ya a las cinco de la tarde se transporta a Villahermosa y abandona la capital cerca de medianoche, luego de haber comprado los insumos con los que trabajarán él, sus tres hijos y su madre, quien es la propietaria del sazón.
Replicando la historia junto a su madre, su hijo entre ratos se despega del video juego de su teléfono celular para apoyar en el cobro de las ventas. “Para que vean cómo se gana el dinero y que ellos también aprendan a valorar el esfuerzo que uno hace, porque estar todo el día trabajando es cansado; yo estoy de lunes a domingo. Ahora sí que no descanso ningún día”, dice.
Una clienta nueva le sugiere que debería descansar. Pero él responde que ya está acostumbrado. Es un comentario significativo en un país que lucha por la reducciones de la jornada laboral, una de las más largas en el mundo y que los diputados del Congreso federal han pospuesto su discusión para la reforma desde hace más de un año.
Durante 2024, Sintexto ha documentado el testimonio de muchos comerciantes que se quejan de la pocas ventas obtenidas en este año. Los repuntes por temporadas comienzan a ser escenarios de otras épocas pasadas. Miguel Olán no fue la excepción. “El momento más difícil es lo que estamos viviendo ahora por la inseguridad, los clientes han bajado bastante. A partir de las nueve de la noche ya nadie llega a comprar, porque tienen miedo de que les vaya a pasar algo. Ahora sí que este es el año más difícil que estamos viviendo, porque no hay seguridad en Tabasco”, comenta.
El ‘tamalero’ cuenta que lo que no se vende, lo tiene que tirar. Anteriormente preparaba 200 tamales cada día, ahora ha tenido que reducir su producción hasta 120 tamales. En varias ocasiones, 100 de ellos han terminado en la basura porque no se venden, esto es el equivalente a alrededor de 2 mil pesos.
Recuerda que para el pasado 2 de noviembre, fecha en que se conmemora el Día de Muertos, el producto desechado fue de 300 tamales. En esa fecha, que esperaba que fuera alta en ventas, sólo consiguió vender 200. “Los doy a 20 pesos, pero lo pude haber dado hasta en 10 pesos para sacar la inversión, pero como nadie vino”, comenta resignado.
Por fortuna, este 24 de diciembre lo esperó un pavo horneado que disfrutó en familia. Pero por su forma de hablar, es imposible dejar de pensar en que en Navidad estará pensando que debió de trabajar, pues la venta del día previo, quizá apenas le alcanzará para comprar los insumos para el 26 de diciembre.









