CIUDAD DE MÉXICO.— Fueron tres sacudidones que sacaron a la gente de sus casas y oficinas, extrañados doblemente por el sorpresivo sismo y porque no sonaran las alarmas.
Aunque la magnitud de estos tres sismos alcanzó los tres grados Richter, fue suficientes para que las alcaldías de Álvaro Obregón, Hidalgo y Benito Juárez registraran graves daños, sin víctimas que lamentar.
Inmuebles de Insurgentes y torres ubicadas en el periférico cimbraron sus estructuras hasta el grado de presentar fracturas en sus fachadas, grietas en la calle y fugas de agua. Una casa, una bodega y un estacionamiento de la colonia Mixcoac presentaban graves años en su infraestructura.
Protección Civil de la Ciudad de México informó que las alarmas sísmicas no sonaron porque el epicentro del movimiento trepidatorio ocurrió en la zona de Mixcoac y Plateros, dentro de la alcaldía Álvaro Obregón. Los sismos con epicentro dentro de la Ciudad de México no suenan las alertas, ya que los sensores telúricos están colocados en la costa del Pacífico.