TABASCO. Con sólo 16 años, la tabasqueña Melissa Ruiz Rueda (@meliart.mx) se ha convertido en un ejemplo de emprendimiento y talento artístico. Lo que comenzó como una forma de combatir el aburrimiento durante la pandemia, a la edad de 11 años, hoy es un próspero negocio de cuadros al óleo y un sueño que apunta hacia los museos más importantes de México.
En el corazón de su obra, los retratos de mascotas brillan con luz propia. Melissa se zambulle en cada mirada canina o felina, buscando la historia oculta que une a la mascota con su humano.
Es ese lazo especial lo que la cautiva: "me gusta mucho retratar mascotas, pues siento que cada una esconde una historia detrás suyo, así como para su dueño", revela la artista con una chispa en los ojos.
Pero la creatividad de Melissa es un río caudaloso que no se detiene en una sola orilla. Actualmente, está explorando un nuevo paladar artístico: la pintura de alimentos.
Su meta es tan ambiciosa como deliciosa: diseñar el menú ilustrado de algún restaurante. Y como si fuera poco, sus pinceles también dan vida a abanicos personalizados, donde las flores favoritas de sus clientes cobran vida con delicada pintura guaché.
El arte, para Melissa, no es una elección, es una herencia que corre por sus venas. Crecer en un hogar donde su madre es maquillista y tener un tío y un abuelo que también pintan al óleo ha forjado su camino.
"Siento que el arte es algo que ya ha estado mucho en mi familia", reflexiona la joven, describiendo cómo lo que comenzó como un pasatiempo para esos momentos de ocio, ahora es una parte intrínseca de su ser.
"El arte siempre ha sido un hobbie que he hecho cuando estaba aburrida, y ahora es algo que amo y es parte de mí pintar".
Sus primeros trazos nacieron de la necesidad de ocupar el tiempo, pero la chispa pronto se encendió en una hoguera. "me aburría y decía ¿qué puedo hacer para entretenerme? Y fue que empecé a pintar", recuerda Melissa sobre sus inicios.
Tras tomar clases de pintura, se dio cuenta del potencial que tenía entre manos: "empecé a pintar y me di cuenta que podía sacarle provecho a eso y fue que empecé a vender".
El empujón definitivo llegó con un regalo para su abuela, cuya reacción entusiasta fue el catalizador para que comenzara a vender, primero a su círculo íntimo, y luego, alentada por ellos, a un público cada vez más amplio.
Hoy, la joven artista ha consolidado su presencia bajo la marca Meliart, extendiendo su alcance a través de su cuenta de Instagram @meliart.mx. Con la madurez que le ha dado su corta pero intensa trayectoria.
Melissa lanza una invitación poderosa a todos los creadores: no guarden su talento, muéstrenlo al mundo. "Antes a mí no me encantaba la idea de venderle a los demás lo que hacía, porque pensaba que tal vez no les podía gustar. Pero lo hice y me fue bien", exhorta, y añade: "invito a todos a que hagan lo que les gusta hacer".
El sueño de Melissa Ruiz Rueda es tan grande como su talento: "me gustaría mucho que algún cuadro mío llegue muy lejos. Mis sueños son que mis cuadros sean más reconocidos". Su mayor anhelo es ver sus obras colgadas en las paredes de un museo tan emblemático como el de Bellas Artes de la Ciudad de México, llevando el vibrante espíritu artístico de Tabasco a la capital.









