TABASCO. En estos días lluviosos en Tabasco, cuando muchos prefieren resguardarse, Basilio Chávez Hernández y Nicolás Rodríguez, boleros con décadas de experiencia, salen a las calles a ganarse la vida. Para ellos, quedarse en casa no es una opción, y el trabajo diario es indispensable para subsistir.
“Los que están pasados de billete tienen para comer, los que no, tenemos que salir a trabajar”, dice Basilio, quien lleva más de 30 años boleando zapatos en la misma esquina del centro de la ciudad, a pesar de que cada boleada cuesta apenas 25 pesos, en días como estos puede ganar hasta 200 pesos, suficientes para comer y cubrir lo esencial.
Nicolás, de 66 años, comparte una realidad similar. A pesar de que la lluvia afecta las ventas “la gente no sale cuando está lloviendo”, no puede permitirse perder un día de trabajo.
“La necesidad me obliga a seguir, aunque el clima no sea favorable”, comenta.
Ambos hombres inician sus jornadas alrededor de las 9 de la mañana y terminan cerca de las 8 de la noche. El trabajo, aunque arduo, es para ellos un medio digno que les permite mantenerse independientes y no depender de sus hijos o de otras personas.
Además de la necesidad económica, Basilio enfrenta problemas de salud que le dificultan realizar trabajos pesados, pero agradece el apoyo de las autoridades municipales y programas sociales que le han permitido continuar trabajando.
“Con lluvia, sol y todo, aquí estamos. No hay otra alternativa más que seguir trabajando, porque quedarse en casa no nos da de comer”, reflexiona Nicolás. Para estos hombres, el trabajo bajo la lluvia no solo es una necesidad, sino un acto de resistencia frente a las adversidades cotidianas.