CIUDAD DEL VATICANO.— El Papa Francisco presidió la misa de Natividad del Señor, en la Basílica de San Pedro, en la Nochebuena. El pontífice entró siendo empujado en una silla de ruedas, y así arrulló al Niño Dios antes de alcanzar el pesebre y entregárselo a un sacerdote para que lo colocara allí.
Durante su discurso, de pie, el Papa se pronunció por la paz en los territorios que ahora sufren la guerra por una embestida de la fuera aérea israelí contra la población civil de Gaza porque «el rugir de la guerra» impide el Nacimiento del Príncipe de Paz.
«Nuestro corazón esta noche está en Belén, donde el Príncipe de la Paz sigue siendo rechazado por la lógica perdedora de la guerra, con el rugir de las armas que también hoy le impiden encontrar una posada en el mundo», expresó el pontífice durante la misa de Nochebuena.
Señaló que el Señor «no combate las injusticias desde lo alto con la fuerza, sino desde abajo con el amor; no irrumpe con un poder sin límites, sino que desciende a nuestros límites».
El discurso fue en italiano, pero se tradujo simultáneamente a unas ocho mil personas presentes en la misa papal, recordando a los fieles que cuando Jesús nació, «ninguno de los poderosos se fijó en él».
El Sumo Pontífice no hizo una referencia explícita a Israel y Palestina porque ya lo había hecho en la oración del Ángelus, donde pidió a los fieles pensar en los «hermanos que sufren la guerra en Palestina, en Israel y en Ucrania».
También exhortó a los fieles a no celebrar a Jesús desde el consumismo. «Jesús está marcado por la cercanía, la compasión y la ternura».