VILLAHERMOSA, Tabasco.— Durante la Semana Mayor, la fe católica se aviva en Tabasco, un estado cuyo pasado tiene tintes rojos, por anticlerical. Durante los años treinta y mitad del cuarenta, del siglo XX, el gobierno de Tomás Garrido persiguió a los sacerdotes y destruyó ermitas y templos católicos.
No obstante, la fe católica no pudo ser desterrada. De acuerdo al Instituto Nacional de Estadística Geografía e Historia, en territorio tabasqueño el 62 % de sus habitantes profesan la fe católica, mientras que el 38 % pertenece a alguna denominación protestante evangélica.
Para el vocero de la Diócesis de Tabasco, padre Denis Ochoa, las fiestas católicas son de gran arraigo, ya que para el cristiano tabasqueño, cada celebración tiene sentido «de celebrar la presencia de Dios, en medio de nosotros».
En casi todas estas celebraciones, el fiel y devoto católico lleva su ofrenda para agradecer la buena voluntad de Dios. «Y precisamente la misma vida que recibimos, que se manifiesta en la agricultura, en los cultivos, en el trabajo, en la vida familiar, y todo esto forma, es parte del agradecimiento que se rinde a Dios en la fiesta».
El padre Ochoa calcula que, por lo menos, hay 17 grandes fiestas en todo Tabasco, si se tiene en cuenta que hay la misma cantidad de municipios. Aunque, aclara, «cada comunidad creyente tiene su fiesta particular, estamos hablando de unas 2,500 comunidades». Lo que quiere decir: 2,500 festividades católicas los 365 días del año.
Entre las devociones más antiguas se encuentra «desde luego», señala con énfasis, la dedicada a la Virgen de Guadalupe, y le sigue la celebración a la Virgen de Cupilco, «que también es muy antigua» —tan importante para el mundo indígena que, en 1990, recibió la coronación del propio Juan Pablo II.
«También la fiesta de San Isidro, en Comalcalco y Macuspana, son fiestas muy antiguas, al igual que el Señor de la Salud, un Cristo negro, muy venerado, en la sagrada imagen, en Jonuta».
El vocero de la diócesis mencionó también entre estas fiestas con mucho arraigo por el tiempo que tienen de realizarse la Asunción en Tacotalpa y la Natividad en Cunduacán.
El padre Denis reconoció que como se trata de representaciones vivas, algunas de estas fiestas sufren transformaciones, pero no graves, sino en detalles y modos de festejar. Así, por ejemplo, señaló que en las parroquias cercanas a las ciudades, la tradición de las ferias se ha perdido, pero se ha ganado en añadirle, por ejemplo, a la fiesta guadalupana, el torito de los juegos pirotécnicos.