PatytALe Ojeda
Tabasco.- ¡Hoy la libré!, tuve que maniobrar entre una «seguidilla» de baches mientras vi venir sobre mí a un enorme tráiler que invadió mi carril y pudo embestirme de frente.
He vivido por más de 30 años entre Villahermosa y la tierra de los pantanos de Centla, mi bello Frontera; me traslado en la carretera que une a esas dos ciudades con mucha frecuencia y siempre escuché la frase «esa carretera es muy peligrosa» y mi respuesta siempre era «todas son peligrosas».
Con el tiempo me he hecho más consciente del riesgo, quizá porque al pasar de los años, al enfrentar el peligro de manejar, ya me pesa un poco.
Esta mañana, por ejemplo, miré acercarse de frente a toda velocidad el vehículo de carga y solo pude exclamar un «¡hijo de tu puta madre»!, al tiempo que solté el acelerador y me aferré al volante para zigzaguear entre la carretera en pésimo estado sin salir disparada hacia las orillas.
Detrás del osado conductor igual venía un autobús morado y otro vehículo haciéndole segunda al irresponsable. La adrenalina invadió mi cuerpo por unos minutos para después retomar mi carril, agradeciendo a mis ángeles que no me abandonaran ni en éste ni en otros momentos que he vivido.
LAS VÍAS MÁS PELIGROSAS
Por fortuna, no manejo en alguna carretera de Veracruz, Guanajuato, Jalisco Estados de México y Chiapas, estados que ocupan los primeros cinco lugares de accidentes carreteros. Tampoco voy manejando en alguna carretera de Baja California Sur, Ciudad de México, Campeche, Yucatán y Oaxaca, cuyas vialidades tienen el menor número de siniestros. Sí, también yo me sorprendí que en la Ciudad de México siendo tantos los automóviles que circulan por sus entradas y salidas, ocupe el segundo lugar en menos colisiones.
Uno cosa son los accidentes y otra muy distinta el número de vehículos colisionados. Si me hubiera alcanzado a golpear el tráiler, mi auto —un aveo del año 2013— junto con otros tres vehículos más, hubieran sido parte de las estadísticas con un accidente y cuatro unidades mínimo siniestradas.
Explorando los registros del último Anuario Estadístico de Colisiones en Carreteras Federales, el mayor número de autos colisionados corresponde a Veracruz, con 2,190 unidades afectadas; le sigue Guanajuato con 1,367; luego el Estado de México con 1,306; en cuarto lugar, Puebla con 1,282 y en quinto, Jalisco, con 1070.
Tabasco está en el lugar número 14 de los estados del país con 468 accidentes, de los cuales han salido 734 autos siniestrados; este último dato nos coloca en el lugar número 17.
QUE REPAREN LA 180
Si, hoy soy más consciente, pero insisto: todas las carreteras son peligrosas, sin embargo, en la vía federal 180, el peligro se eleva por la irresponsabilidad de conductores e indolencia de las autoridades, que la mantienen con tremendos «hoyancos», en tramos que la convierten en trampa de muerte.
Llegué con bien a mi destino, no sin seguir alerta en dos frentes: los choferes alocados, que sin importarles su vida ni las de otras personas, manejan sintiéndose dueños de la carretera, y los huecos que se cuentan por decenas hasta alcanzar el pueblo mágico, paso de miles de usuarios, pues conecta al sureste del país y a los sitios turísticos mexicanos más importantes en los estados de Quintana Roo y Yucatán.
Mi deseo es que todos lleguen con bien a sus destinos, y –en broma, pero en serio— con la construcción «del segundo piso de la cuarta transformación», unos cuantos kilos de asfalto caigan hacia la Villahermosa-Frontera, y por fin podamos tener una carretera digna, en la que se pueda transitar un poco, solo un poco, más seguros.