VILLAHERMOSA.— Para el doctor Rodimiro Ramos Reyes, investigador del Colegio de la Frontera Sur, los taludes vegetales a orillas de los ríos, son una barrera natural para proteger de futuras inundaciones a ciudades como Villahermosa
«El hecho de que los ríos no tengan a sus alrededores vegetación, hace que se vayan erosionando, que se vayan perdiendo sus bordes, y creo que eso es un efecto que se está dando por no tener una cobertura natural, cuando la cobertura vegetal es muy importante».
El investigador en el manejo de sistemas tropicales, cuya tesis de doctorado fue la «Vulnerabilidad física de la zona costera de Tabasco y Campeche», explica que los suelos de la entidad son muy blandos porque se trata de tierras arenosas o arcillosas.
«Observamos que, en muchas zonas, como es la costa, el manglar es muy importante; en la zona de los ríos, la vegetación aledaña, que se llama vegetación ribereña, igual. Si nosotros mantenemos esa vegetación, evitamos la erosión, evitamos que el suelo se vaya. ¿Por qué? Porque nosotros tenemos un suelo muy blandito, un suelo que fácilmente se va, pero si tenemos una cobertura vegetal, yo creo que ayudaría mucho».
El integrante del Sistema Nacional de Investigadores Nivel 1, añade al beneficio de contener con esas barreras naturales la integridad de los taludes, el aprovechamiento de esas tierras para cultivos, consiguiendo así un doble provecho.
«Los suelos que tenemos en la vega de los ríos o en la orilla de los ríos, son los mejores suelos para producir, pero si nosotros no los aprovechamos, si nosotros no los cuidamos, de nada sirve».
DEFORESTACIÓN EN MAYOR O MENOR MEDIDA
Un estudio reciente de mapeo mediante imágenes satelitales, realizado por investigadores de Ecosur, y titulado «Análisis espacial de la Deforestación: Principales resultados y recomendaciones», fechado en 2022, mostró que Tabasco sigue siendo un granero alimentario: el 48% de su superficie es agropecuaria, esto a costa de su deforestación.
Las áreas de conservación vegetal, en el mencionado estudio, resultaron muy pocas y se encuentran aisladas: representan menos del 12% de vegetación arbustiva, y menos del 29% de vegetación natural. Aún quedan remanentes de selva alta perennifolia, en la sierra de Teapa, Tacotalpa y, por su cercanía con el Petén, Tenosique.
El maestro Rodimiro anota que el programa «Sembrando vida», ayudará a reforestar lo que en el pasado se taló inmoderadamente. «Yo creo que es un dato muy importante que hay que destacar, que en un futuro se van a ver esos resultados».
En el mapeo satelital se pueden ver las plantaciones forestales de eucalipto, cedro, acacia y teca, localizadas en el extremo occidental de Tabasco, correspondiente a Huimanguillo.
El estudio, que abarca estadísticas desde el año 2005 hasta el 2020, evidencia que la mayor parte de la deforestación se concentra actualmente en los municipios de Tenosique, Balancán y Tacotalpa.
El resto del estado ha tenido pérdidas pero el estudio las considera «menores». Las causas asociadas a deforestación siguen siendo la ganadería y la agricultura.
RIESGOS PARA TODA LA POBLACIÓN
De no salvaguardar la cobertura vegetal que todavía existe, incluida la ribereña, «puede haber muchos problemas, dependiendo donde se dé», alertó el también académico de Ecosur, Rodimiro Ramos Reyes.
En el caso de poblaciones asentadas al sur del estado, en la subregión de la Sierra, cuyas casas están construidas en las lomas y faldas de cerros, los riesgos que se corren por la deforestación son «los derrumbes, que se caiga la tierra porque no hay nada de raíz que la está deteniendo», alertó Ramos Reyes.
En la planicie, la cual integra el 95.7% del territorio estatal, la deforestación ha provocado ya el desbordamiento de los ríos, sobre todo en zonas donde hay carreteras y puentes porque «no existe una línea de cobertura».
Y a lo largo de los 190 kilómetros de costa tabasqueña, los pobladores saben que la deforestación ha ocasionado, en parte, que los «huracanes y el mar» peguen en la costa, «entren y deslaven las orillas».
EL BOSQUE, CATÁSTROFE ANUNCIADA
Ramos Reyes sabe de lo que habla: Durante 25 años se ha pasado analizando las imágenes satelitales de las regiones costeras del sureste, y su vulnerabilidad frente a fenómenos como el cambio climático y la deforestación.
El investigador, con mucho tiempo de previsión, fue el primero en alertar sobre la catástrofe que se acercaba para El Bosque, una población de Centla, comida por el mar, cuyos habitantes son las primeras víctimas del cambio climático en México.
Rodimiro no olvida la urgencia que lo embargó cuando revisó una y otra vez sus imágenes satelitales. «No sabía qué hacer, porque uno a veces no está preparado. Sin embargo, lo que se me ocurrió hacer fue hablar a los medios y decir que esa comunidad estaba vulnerable, estaba en riesgo y que podía desaparecer».
El Bosque quedó reducido a unas cuantas casas, porque el mar creció 10 metros por mes y la comunidad quedó sin calles ni habitantes. Pero la voz de alerta de este investigador, nacido en la sierra de Huimanguillo, dio resultados: el gobierno federal anunció el 15 de febrero que los pobladores de El Bosque serán reubicados, después de años de angustia y de vivir a la intemperie.
«Me siento muy contento porque dentro de los estudios que uno hace hay utilidad, para en este caso, nuestro territorio y la población en general, se prevengan y beneficien".
