En el día número 40 de la ofensiva militar contra el grupo Hamas, el Ejército Israelí asaltó lo que se había convertido en su principal objetivo en los últimos días: El hospital Al Shifa, uno de los más grandes, de los 14 centros de salud que todavía funcionan.
Cerca de 700 pacientes, 400 miembros del personal y alrededor de tres mil desplazados vieron entrar a las tropas habitación por habitación, sin que hubiera disparos ni se encontraran armas. El ministro de la Defensa Yoav Gallant había dicho que los jefes de Hamas operaba en los sótanos del nosocomio.
El doctor Ahmed El Mohallalati, uno de los cirujanos del nosocomio, contó vía telefónica que «los tanques grandes estaban estacionados frente al departamento de emergencias del hospital».Después de la «toma» del hospital, Benjamín Netanyahu —primer ministro de Israel— declaró en una visita a un campamento militar, cerca de la frontera gazatí: «Nos dijeron que no llegaríamos a la ciudad de Gaza, llegamos; nos dijeron que no entraríamos en Al Shifa, entramos.»
No obstante, Marget Harris, portavoz de la Organización Mundial de la Salud, condenó la ofensiva al nosocomio. «Un hospital nunca debería ser atacado. Un hospital es un refugio seguro, así lo estipula el derecho internacional humanitario», dijo.
La Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios informó que en Al Shifa, desde el sábado 11 de noviembre, habían muerto 32 pacientes, incluyendo a 3 bebés










