TABASCO. En la zona Yokot'an de Tamulté de las Sabanas, del estado de Tabasco, nació un pintor que ha logrado llevar sus obras a otros continentes, sin olvidar su origen indígena, como él mismo lo dice, puede estar en Egipto, pero su identidad indígena la lleva presente y la plasma desde sus obras.
Eliazar Hernández Arias, originario de la comunidad de la Ra. La Ceiba, que pertenece al centro integrador de Tamulté, narra como inicia su amor por el arte a la pintura, que a menudo, se sumerge en un proceso profundo y reflexivo al crear una obra.
Narró que en el año 1988 llegó un programa en la Villa de un artista cubano Leandro Soto Ortiz, que vino a enseñar “artes plásticas, de todo eso no sabíamos muchas cosas y que tanto debíamos aprender, nosotros dibujábamos, pero había otras cosas que aprender”.
Apuntó que la zona indígena está llena de cultura, leyendas como de Kantepec dios de la fertilidad y de ahí arrancaron con las temáticas a pintar.
Recordó que Julieta Campos esposa del gobernador Enrique González Pedrero, inició un proyecto con un albergue escolar, en la villa Tamulté y con el apoyo de la investigadora de historia y cultura de origen polaca Irena Marshall, comenzaron a descubrir los talentos a desarrollarse de los nuevos artistas, el cual el pintor cubano Leandro Soto los catapultó hacia el mundo del arte, sin perder el origen chontal.
Los alumnos que sabían de los cuentos de los abuelos comenzaron a plasmarlos en pintura y ya no a contarlas oralmente.
Para el pintor Eliazar Hernández una de las primeras obras que plasmó fue “El Bosque” donde se ofrecían ofrendas al dios de la fertilidad Kantepec, ante el talado de los árboles que habían en el lugar, por la construcción de una carretera que comunicaría a Buenavista y las comunidades de Centla, “Yo pinté unos arboles cortados y la misma savia la interpreté como las lágrimas de los árboles que se estaban acabando”.
Cambios de gobierno siempre afectan a la cultura
Cuando concluye el sexenio de Enrique González, intentaron ir a exponer todas sus obras de los adolescentes que habían plasmado, al centro de Cultura en Villahermosa y la respuesta que recibieron de parte de los nuevos funcionarios “No pueden exponer aquí esto, es solos para los grandes artistas y no para principiantes”.
Esto provocó que se decepcionaran ante el nulo apoyo, sin embargo, el artista cubano Leandro Soto, inició a tocar puertas en otros lugares, hasta llegar a los Estados Unidos.
Narró que ellos sin visa por ser menores de edad no podían cruzar a los EU, pero con la ayuda de una cónsul del artista cubano, cruzaron en una limusina, “Cruzamos en limusina de la embajada y logramos entrar y llevamos exposiciones de máscaras, pinturas, fuimos como embajadores de nuestro pueblo llevando lo que tenemos. Llegando pintamos un mural colectivo de 35 metros de largo con 5 compañeros y el maestro. Terminando esa obra nos dan 10 años de visa eso fue en el colegio Ysleta del Paso Texas”.
Dijo que los 5 jóvenes que destacaron sus artes fueron Emilio Uriel quien actualmente está llevando un proyecto de cultura en Guadalajara y es un maestro; Héctor Valencia, José Isabel, René Germán y Eliazar Hernández “Somos los que fuimos a los Estados Unidos y nos ganamos esa visa por 10 años de ahí en el caso mío comenzamos a aprovecharlo como también mis compañeros y nos fuimos al teatro Avante en el décimo festival internacional de Teatro con Mario Alberto Sánchez, quien ha participado en muchas películas una de ellas “El Especialista”.
Los invitó a realizar una escenografía en el teatro junto con el maestro Leandro Soto, donde obtuvieron el primer lugar de parte de ACCA (Asociación de Críticos y Comentaristas de América) como el mejor montaje.
Desde Miami Florida los invitan a un viaje a Toronto Canadá a conocer las cataratas del Niágara, “Nosotros venimos de una comunidad de la zona indígena, ellos querían que nosotros conociéramos, porque a nosotros nos limitan, ¿Quién va a llegar allá? Quedé sorprendido, venía con el calor de Miami y al llegar al aeropuerto de Canadá es un congelador”.
Dijo que esa experiencia de viaje “Lo agarro y lo pinto, cada viaje que nosotros hacemos empezamos a sentir el lugar donde estamos, para que podamos plasmar lo que siente esa gente, su cultura, sus tradiciones y nosotros lo plasmamos sin olvidar lo que tenemos, que yo estoy representando a mi pueblo a Tamulté de las Sabanas, me alimento en un lugar sin olvidar mi origen y es de mucha ayuda”.
Dijo que su apelativo es como la gente le quiera decir maestro, pintor, culturero, artista, “Porque yo disfruto lo que hago y cuando pinto plasmo mis emociones, hay pintores que pintan por encargo, una cosa es ser pintor y otra cosa es ser artista, el artista tiene que sentir, valorar e investigar lo que estás haciendo porque vas a transmitir lo que estás haciendo”.
El espectador puede sentir alegría, nostalgia y que se identifique con la obra.
















