RÍA. EL ZAPOTE, NACAJUCA, Tabasco.— Viven a dos metros del nivel del suelo. Los pilotes de concreto altos los protegen de las inundaciones, pero con las últimas crecientes han salido a flote la pésima calidad de los materiales y el mal diseño con el que fue construido el Conjunto Habitacional Pepe del Rivero, hasta el grado de que sus moradores se unieron para no pagar al Instituto de Vivienda de Tabasco (INVITAB) mientras no se solventes las fallas estructurales.
«Unas casas ya tienen daño en los pilares y no tienen mucho tiempo, yo tengo cuatro años aquí, pero estas casas las hicieron —calculo hace unos 10 años—, y ya tienen pilares fracturados, se ve que están dañadas las varillas», explica don Alejandro Javier, vecino de la unidad habitacional.
Las 120 viviendas llevan el nombre del compositor que cantó al paisaje lacustre de Tabasco, y se levantan a una corta distancia del río Samaria, que los 990 habitantes de los alrededores de la comunidad El Zapote, conocen muy bien porque han sufrido inundaciones por su causa .
La unidad habitacional se construyó para desafiar los pronósticos: los terrenos ubicados dentro del municipio indígena de Nacajuca permanecen anegados durante los meses de julio a enero.
«Ya se desbordó una vez, hace como cuatro años, y sí sirvió el palafito porque no llegó a la parte de arriba. Las casas no se fueron al agua, ese era el proyecto, pero obviamente lo que se fue, fue luz, los servicios sanitarios. A los cinco días vino a sacarnos el Ejército», agrega decepcionado el entrevistado mientras se mece en su hamaca.
PROYECTO A MEDIAS
El conjunto habitacional fue inaugurado en el año 2016, por el entonces gobernador perredista Arturo Núñez Jiménez, sobre un terreno de 3, 754 metros cuadrados, que originalmente iba a ser usado como panteón. El ayuntamiento de Nacajuca se dio cuenta que no iba a funcionar como eterno descanso para las almas muertas, y prefirió donarlo con la condición de que se levantara la singular obra.
Además de las 120 casas de palafito construidas en Nacajuca, se impulsaron otras viviendas de este tipo en la planicie tabasqueña : 200 viviendas para Centla; 20 para Jonuta y solo 2 para Cárdenas.
El proyecto formaba parte del Programa Especial de Vivienda 2013-2018, y contemplaba la construcción tan solo en Nacajuca de 240 casas. Pero Induvitab sólo concretó la mitad. Y lo hizo mal.
LUZ Y REGISTRO MAL UBICADOS
En las primeras crecientes que le tocó vivir a doña Viviana Jiménez Izquierdo, en su hogar de palafito, recuerda que el problema mayor vino del drenaje.
«A mí se me estaba metiendo el agua por el drenaje. Nos dimos cuenta que el drenaje para una zona así no va a funcionar, porque como está flotante, el agua a pesar de todo, sí sale por la taza del baño. Por suerte, a las pocas horas, los vecinos de la comunidad rompieron un dique y el agua bajó».
Doña Viviana nos invita a descender por unas escaleras que ella mandó a construir para mostrarnos los desperfectos. El sistema de drenaje está debajo de la casa, lo mismo que el cableado eléctrico. Ambos se ven herrumbrados, y las abrazaderas que los sujetan muy vencidas.
«Cuando sube el agua, lo que primero toca son estas estructuras», apunta con su índice la joven madre de dos hijos y con estudios de abogacía.
«¿Por qué cortaron la energía cuando subió la creciente? Unas casa de palafito no tendría que tener este problema, pero la línea de energía la hicieron subterránea. Eso puede ser en la ciudad, en una zona alta, pero aquí ¡fue una locura que las pusieran debajo de las casas!»
Debajo del piso elevado de las casas, algunas familias han cultivado pequeños huertos, otras sembrado flores o puesto gallineros. Como es un sitio que retiene la humedad, no ayuda mucho a conservar eb buen estado los sistemas de drenaje y luz.
"Estamos notando que ya se nos han descolgado los tubos del drenaje porque nada más están puestos con unas abrazaderas sujetas a unas barretas de metal. Unas ya se cayeron, pero es por lo mismo, aquí es zona inundable, hemos pasado inundaciones, entonces ya se vencieron y se empiezan a descolgar los tubos".
INVITAB DEBE ASUMIR SU PARTE
Doña Viviana y los demás vecinos culpan a Invitab de la delicada situación en la que se hallan. «Creo que el proyecto de los palafitos está bien, pero Invitab hace unas casas de modo que nosotros tengamos que gastar muy próximo, en menos de un año Porque aquí desafortunadamente no utilizaron buenos materiales. Esto (señalando la pared de su casa) se cae, es una pasta. Tu la pintas y te pasa esto. No te dura una pintura.»
El costo de cada vivienda era de 342 mil pesos, el gobierno federal absorbió el 60% y cada inquilino pagaría el resto, que vendrían a ser unos 186 mil pesos. No obstante, ante el deterioro de las viviendas al año de ser entregadas, los vecinos se unieron y decidieron no pagar.
«No estamos renuentes a pagar a Invitab, pero que hagan las cosas bien. El material que han utilizado no ha sido el adecuado ni siquiera para el suministro de agua. Si ya el gobierno te dio el 60% del valor de la propiedad, y tienes que pagar el restante de la casa, pero además ponerle techado, repararla de nuevo, y a Invitab le vamos a pagar mil 800 mensualmente y al albañil hay que pagarle mil 500 para reparar el frente, sin contar de material, así no. Debe haber un acuerdo con Invitab», concilia la entrevistada.